Es uno de los objetos más bellos de nuestro sistema solar, una esfera resplandeciente de hielo blanco puro que esconde un océano líquido en su interior. Pero a pesar de no parecerse en nada a nuestro planeta, Encélado, la sexta luna más grande de Saturno, podría tener algo en común con la Tierra: la presencia de vida.

Científicos han descubierto moléculas orgánicas que podrían sustentar «comunidades» de diminutos microbios. Los investigadores creen que estos compuestos podrían favorecer su metabolismo o la formación de aminoácidos.

Los expertos ya saben que en Encélado hay fosfatos, metano, hidrógeno y dióxido de carbono, todos ellos signos potenciales de vida. Los hallazgos se detallan en un nuevo estudio dirigido por Jonah Peter, candidato a doctor en biofísica por la Universidad de Harvard (Boston) y publicado en Nature Astronomy.

«Aquí presentamos la detección de varios compuestos adicionales de gran importancia para la habitabilidad de Encélado», afirman los autores. «Nuestros resultados indican la presencia de un entorno rico y químicamente diverso que podría sustentar síntesis orgánicas complejas y, posiblemente, incluso el origen de la vida», señalan.

Encélado tiene una capa exterior de hielo de al menos 20 kilómetros de grosor que cubre un océano líquido de agua en su interior. Las largas fracturas en forma de serpiente de su superficie helada expulsan al espacio enormes penachos compuestos de granos de hielo y vapor de agua.

Se cree que al menos algunos de estos penachos son gotas heladas del misterioso océano líquido, posiblemente un abismo submarino repleto de formas de vida.

Antes de finalizar su misión en 2017, la nave espacial Cassini de la NASA no solo obtuvo imágenes de los penachos de Encélado, sino que voló directamente a través de ellos.

Otras moléculas identificadas

Junto con otros colegas, Peter estudió los datos del Espectrómetro de Masas Iónicas y Neutras (INMS) de Cassini recogidos durante los sobrevuelos de 2011 y 2012. El equipo utilizó una técnica de análisis estadístico que analizó miles de millones de composiciones potenciales del material del penacho.

A partir de ahí, identificaron que la composición más probable de los penachos son las cinco moléculas ya identificadas: agua, dióxido de carbono, metano, amoníaco e hidrógeno molecular.

El hecho de que la Luna expulse metano es interesante porque se trata de una molécula orgánica producida o utilizada por la vida microbiana. La presencia de metano en estos penachos ha llevado a los científicos a plantear la hipótesis de que los microbios pueden estar viviendo, o haber vivido, bajo la superficie de Encélado.

Pero los autores descubrieron que también hay moléculas recién identificadas de cianuro de hidrógeno (HCN), acetileno (C2H2), propileno (C3H6) y etano (C2H6), así como trazas de un alcohol (metanol) y oxígeno molecular.

Estos compuestos podrían servir como sustratos directos para el crecimiento biológico o como intermediarios de otras reacciones metabólicas en las que intervienen otros compuestos orgánicos y oxidantes», afirma el equipo.

La capacidad de estos compuestos para albergar vida en Encélado depende en gran medida de lo diluidos que puedan estar en el océano subsuperficial de la luna, señalan los autores. Pero el equipo confía en que exista un «entorno hidrotermal» complejo y diverso bajo la capa exterior helada de la luna, probablemente en el fondo del océano.

Determinar con seguridad si existe o ha existido vida en Encélado podría ser tarea de otra misión.

Con información de Scientific American y Nature Astronomy

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