Grupos ecologistas y veterinarios han denunciado que al menos veinte elefantes han muerto en los últimos ocho años tras consumir basura y otros residuos plásticos en el vertedero abierto de la aldea Pallakkad, en el distrito de Ampara, a unos 210 kilómetros al este de la capital, Colombo, en Sri Lanka.
Las autopsias han mostrado que los animales han ingerido grandes cantidades de plástico proveniente del basurero, informó el veterinario de la fauna salvaje Nihal Pushpakumara, quien confirmó la muerte de otros dos ejemplares durante en la segunda semana de enero del 2022.
«Polietileno, envoltorios de comida, plástico, otros materiales no digeribles y agua fue lo único que pudimos ver en las autopsias. Los alimentos que normalmente comen y digieren los elefantes no era visible», agregó el especialista.
Especie en peligro de extinción
Los elefantes son sagrados y venerados en la isla de Sri Lanka, pero también están en peligro de extinción. El primer censo de elefantes realizado en el país asiático contabilizaba a 14.000 ejemplares en el siglo XIX, pero ahora solo quedan alrededor de 6.000.
Son cada vez más vulnerables debido a la pérdida y degradación de su hábitat natural. Muchos se aventuran a acercarse a los asentamientos humanos en busca de comida, y algunos mueren a manos de cazadores furtivos o de agricultores enfadados por los daños causados a sus cultivos.
El problema es que los elefantes hambrientos buscan alimentos en los vertederos, donde consumen plásticos y objetos punzantes que dañan su sistema digestivo, explicó Pushpakumara.
«Los elefantes dejan de comer y se vuelven demasiado débiles para mantener sus pesadas estructuras en pie. Cuando esto ocurre, no pueden consumir alimentos ni agua, lo que acelera su muerte», añadió.
En 2017, el gobierno anunció que reciclaría la basura en los vertederos cercanos a las zonas de vida silvestre para evitar que los elefantes consuman residuos plásticos. También dijo que se levantarían vallas eléctricas alrededor de los lugares para mantener alejados a los animales, pero ninguna de las dos cosas se ha aplicado plenamente.
Hay 54 vertederos en zonas silvestres de todo el país, y unos 300 elefantes deambulan cerca de ellos, según las autoridades. El vertedero de la aldea de Pallakkad se creó en 2008 con ayuda de la Unión Europea. Allí se vierte la basura recogida en nueve pueblos cercanos, pero no se recicla.
En 2014, una valla eléctrica que protegía el vertedero fue alcanzada por un rayo y las autoridades nunca la repararon, lo que permitió a los elefantes entrar y buscar comida en el vertedero. Los residentes afirman que los elefantes se han acercado y se han instalado cerca del pozo de residuos, lo que ha provocado el temor de los habitantes de los alrededores.
Muchos utilizan petardos para ahuyentar a los animales cuando entran en el pueblo, y algunos han instalado vallas eléctricas alrededor de sus casas, pero los aldeanos a menudo no saben cómo instalar las vallas eléctricas para que sean seguras y «podrían poner en peligro sus propias vidas y las de los elefantes», afirmó Keerthi Ranasinghe, concejal de la aldea.
«Aunque los llamemos una amenaza, no lo son, los elefantes salvajes son un recurso. Las autoridades deben encontrar una forma de proteger tanto las vidas humanas como a los elefantes, de modo que podamos seguir teniendo actividades agrícolas», afirmó. Con información de AFP y DW