Daniel Garza García, biotecnólogo egresado de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en conjunto con un grupo de investigadores, están desarrollando una estrategia aplicando la vacunología inversa donde interviene la ingeniería genética computacional y agrotransformación con la intención de modificar genéticamente las plantas de tomates y convertirlas en vacuna contra el Covid-19.

Actualmente existen 120 desarrollos de vacunas alrededor del mundo, sin embargo, dadas las características del liderado por Garza, éste podría ser el único en su tipo; esta investigación está en una carrera contra el tiempo, ya que 110 de los desarrollos actuales se encuentran en fase preclínica, y 10 de ellos ya han alcanzado la fase clínica.

En el caso de este proyecto, el antígeno se expresaría en la parte comestible de la planta, por lo que reduciría los costos de producción debido a la facilidad de cultivo, contrario a los costosos procesos de producción y purificación de las vacunas tradicionales para países en vías de desarrollo; es importante señalar que en la década de los 80’s, el jitomate fue el primer producto genéticamente modificado que se comercializó.

Garza señala que la planta de tomate les permite obtener altos niveles de expresión de la proteína recombinante para ser expresada en la especie andina Solanum lycopersicum, como vacuna comestible y como caso exitoso de agricultura molecular.

«Nuestra vacuna cumple con todas las características; como estabilidad, accesibilidad, antigenicidad y flexibilidad, evidenciando eficacia protectora y seguridad como vacuna contra la infección por SARS-CoV-2 en humanos”, dijo.

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