Según un estudio, los humanos son los principales responsables de reducir estos peligros manteniendo a sus gatos dentro de casa.
¿Dejarlos salir o tenerlos dentro de casa? Esa es una pregunta que muchos de los que tienen o han tenido gatos en su hogar se han formulado. Y la respuesta parece dividir y generar sentimientos encontrados en todos los bandos. Ahora, la ciencia trata una vez más de dar una respuesta definitiva y pone muchos argumentos en la balanza para dar una directriz más clara a quienes se encuentren en medio de este dilema.
Así, según un nuevo estudio realizado en la Universidad de Maryland, en EE. UU., para un gato, el aire libre está lleno de potenciales indeseables, como los riesgos de contraer y propagar enfermedades, y el impulso incontrolable de cazar y matar animales salvajes, que se ha demostrado que reduce las poblaciones de animales autóctonos y degrada la biodiversidad. Por lo que el veredicto es claro: es mejor dejar a los felinos en casa.
Cámaras activadas por movimiento
Según el estudio, los humanos son los principales responsables de reducir estos peligros manteniendo a sus gatos dentro de casa. En el análisis de este estudio se utilizaron los datos del DC Cat Count. El organismo vigila todo Washington D.C. desplegando 60 cámaras activadas por movimiento, dispersas por 1.500 puntos de muestreo para este estudio sobre gatos.
Las cámaras grabaron lo que cazaban los gatos y mostraron cómo se superponen con la fauna autóctona, lo que ayudó a los investigadores a entender por qué los gatos y otros animales salvajes están presentes en algunas zonas, pero ausentes en otras. El trabajo se publicó el 21 de noviembre en la revista Frontiers in Ecology and Evolution.
«Hemos descubierto que el gato doméstico medio de Washington D.C. tiene una probabilidad del 61 % de encontrarse en el mismo espacio que los mapaches», afirma Daniel Herrera, autor principal del estudio y estudiante de doctorado del Departamento de Ciencia y Tecnología Medioambientales (ENST) de la Universidad de Maryland, en un comunicado. También tienen un «superposición espacial del 61 % con los zorros rojos y del 56 % con las zarigüeyas de Virginia», agregó.
Poniendo en peligro la salud de los gatos
Por ejemplo, los mapaches son «el vector de la rabia más prolífico de Estados Unidos», explicó Herrera. Los zorros rojos y las zarigüeyas también pueden contagiar la rabia. En resumen, según Herrera, «al dejar que nuestros gatos salgan al exterior estamos poniendo en peligro su salud de forma significativa».
Por otra parte, mucha gente cree erróneamente que los gatos cazan poblaciones de roedores no autóctonos, pero Herrera explicó que, en realidad, los gatos prefieren cazar pequeñas especies autóctonas. Así, hay pocas pruebas de que los gatos estén controlando la población de roedores no autóctonos; más bien, lo realmente preocupante es que estén erradicando poblaciones autóctonas beneficiosas para el ecosistema, en este caso de Washington D.C.
Responsabilidad de los humanos por tener gatos
En resumen, Herrera asegura que los gatos no son «un depredador más» que desempeña un papel necesario en el ecosistema. Así, la probabilidad de encontrar un gato en un hábitat está vinculada positivamente a la densidad de población humana, por lo que somos nosotros los que trasladamos a los pequeños cazadores, más que ellos los que habitan algún tipo de nicho natural.
Por este motivo, y en vista de que los humanos querrán seguir compartiendo sus vidas con estos felinos, Herrera anima a los propietarios a mantenerlos en el interior para evitar posibles encuentros entre sus gatos y la fauna autóctona.