El monero argentino recogió el galardón durante el Encuentro Internacional de Caricatura e Historieta en la FIL Guadalajara
José Matías Loiseau, Tute, siempre llega a sus presentaciones sin tener idea de lo que va a decir. El Homenaje de Caricatura La Catrina 2023 no fue la excepción: cuando la noche anterior se disponía a escribir su discurso, la computadora de su pareja se quedó sin batería, así que prefirió improvisar en las palabras de agradecimiento que diría ante un público rebosante de admiradores, que llegaron con peluches de sus personajes para celebrar con él el homenaje, y escuchar de su boca que el humor se le dio al ser humano para soportar la inevitabilidad de su muerte.
Marisol Schulz Manaut, directora general de la FIL Guadalajara, destacó que la obra gráfica de Tute toca un espectro de temas que va desde la política, las relaciones amorosas, la vejez, la paternidad, la muerte y hasta él mismo, como se puede apreciar en su libro Diario de un hijo. “Durante los últimos meses, por ejemplo, sus cartones han representado el efecto anímico de la inflación, de la polarización política, de la derrota electoral como rasgos evidentes de una crisis social que no sólo se da en Argentina, pero que es evidente allí y que vemos con preocupación desde este hemisferio”.
Por lo anterior, Schulz Manaut consideró que el Homenaje La Catrina no pudo haber llegado en mejor momento para Tute. “Está siendo un gran cronista del poco alentador panorama para nuestros amigos argentinos, al igual que José Guadalupe Posada lo hizo en su momento, creando un personaje que retrataba la decadencia pomposa de cierto tipo de gente que, en medio de las crisis y pobrezas, se olvida de que la muerte todo lo alcanza y todo lo iguala”.
Durante la ceremonia se proyectó una breve entrevista de algunas de las peculiaridades de su vida y de su obra. Nació el 21 de mayo de 1974, en Buenos Aires, Argentina. Ha publicado desde 1999 en el diario La Nación, y su vocación no se la debe sólo a su padre, el caricaturista Caloi, ni a su cercanía con Quino y Fontanarrosa, sino también a su madre, María Cristina Marcón, quien fue una artista plástica que tenía un taller atestado de disciplinas artísticas, así que, dijo, estímulos nunca faltaron.
El mote de Tute proviene de su nombre: Matías se convirtió en Matute, luego en Tute, que fue como lo llamaban desde segundo grado de primaria. Cuando tuvo que elegir su firma, y a sabiendas de que los caricaturistas tienen un nombre breve que los identifica, él ya tenía a la mano el suyo.
Los personajes predilectos de su propia obra son Mabel y Rubén. Recordó que creó a Batu antes que a ellos, pero Batu y los personajes que lo acompañaban fueron pensados previamente, les fabricó y diseñó una psicología propia a cada uno que al final lo terminaron aburriendo, mientras que Mabel y Rubén no lo aburren.
“Yo ya los venía dibujando, solamente me fui quedando cada vez con menos nombres de hombre y mujer hasta quedarme en exclusiva con Mabel y Rubén. De alguna manera el encuentro fue accidental, yo no pensé en ellos. De hecho, son muy particulares, alguien me decía que son los primeros personajes de la historia de la historieta que cambian todo el tiempo de fisionomía y de personalidades y de edades. Y es cierto, porque no hay una Mabel, no hay un Rubén, sino muchas Mabeles y muchos Rubenes”.
Cuando dibuja una nueva tira, no piensa que dibuja para niños o adultos, sino para él, y si le interesa lo que se cuenta, interesará a otro lector. Tras la proyección del video, el rector de la Universidad de Guadalajara, Ricardo Villanueva Lomelí, le entregó el galardón.
Tras agradecer a las autoridades por el Premio y dedicárselo a Pilar, su compañera, recitó al vuelo su discurso. Contó que anoche inauguraron una muestra de sus dibujos en un cementerio [el panteón de Belén], lo que le pareció curioso.
“Ya había un público permanente”, dijo provocando risas entre la audiencia. Cuando se dirigían al espacio, caminaron por los pasillos, entre nichos y lápidas. Esto lo hizo pensar en La Catrina, en Guadalupe Posada, en qué es el humor y para qué sirve. “Sirve para establecer una crítica, para mostrarnos tal cual somos, pero también para sostenernos.
La función del humor es sostenernos, nos sostiene frente a la muerte. Somos unos bichos raros, porque en el reino animal somos los únicos que tenemos noticia de que nos vamos a morir, pero a cambio nos dieron el humor para sostenernos”. Recién por la mañana se le ocurrió una idea para rematar: “El humor es comparable al picante de los mexicanos: no hay que hacer abuso de él, pero que nunca falte”.