Siendo reconocido como uno de los principales iniciadores del movimiento social que surgió en Bielorrusia en contra de las injusticias por parte del gobierno ante la sociedad que pedía un cambio inmediato después de sufrir abusos durante años, Ales Bialiatskiha logrado dejar una huella importante desde la década de los 80’s hasta la fecha, luchando en cada momento para poder tener un país y un mundo más justo para las futuras generaciones.
Por segundo año consecutivo el Premio Nobel de la Paz esta vez compartido con el abogado bielorruso Ales Bialiatski y la organización ucrania Centro de las Libertades Civiles, gano el viernes 7 de octubre en otro representante de la oposición al Kremlin, la organización no gubernamental Memorial que, tras verse obligada a cambiar de nombre dos veces, promueve en Rusia la defensa de los derechos humanos.
Enemigo de Lukashenko
Creador del centro de derechos humanos Vesna (Primavera) en Bielorrusia, Bialiatski desde junio de 2021 se encuentra en prisión preventiva, en espera de ser sometido a juicio acusado de “apropiarse de una fuerte suma de divisas (cerca de 90 mil euros)”, por el cual podrían condenarlo a 12 años de cárcel.
Era uno de los miembros del Consejo de Coordinación de la oposición bielorrusa y, junto con otros nueve integrantes también presos, sufre persecución por encabezar las protestas pacíficas que sacaran a las calle a cientos de miles de personas por el fraude en las elecciones de 2020.
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The Norwegian Nobel Committee has decided to award the 2022 #NobelPeacePrize to human rights advocate Ales Bialiatski from Belarus, the Russian human rights organisation Memorial and the Ukrainian human rights organisation Center for Civil Liberties. #NobelPrize pic.twitter.com/9YBdkJpDLU— The Nobel Prize (@NobelPrize) October 7, 2022
Bialiatski ya había estado en la cárcel de 2011 a 2014 por supuesta “evasión fiscal”, condena que las principales ONG internacionales calificaron de “infundada y políticamente motivada”. La oposición bielorrusa lo considera “preso de conciencia” y todo un símbolo de la lucha contra el gobierno de Aleksandr Lukashenko.
Registrar crímenes de guerra, su labor
El Centro de las Libertades Civiles surgió en 2007 con el fin de “defender los derechos humanos y consolidar la democracia en Ucrania”, anota en su programa fundacional, que proclama que “tiene sus puertas abiertas para todas las personas que quieren cambiar el país, difundir los principios de los derechos humanos, ejercer control sobre las autoridades y proteger a los demás”.
Desde 2014 se dedicó en especial a monitorear los casos de violación de los derechos humanos en Crimea y, a partir del comienzo de las hostilidades a fines de febrero de este año, lleva un registro detallado de lo que llama “los crímenes de guerra de las tropas rusas”.
Su directora, Aleksandra Matveiuchuk, publicó el viernes 7 de octubre en Facebook: “Ahora hablan los ejércitos porque antes no se escuchaban en nuestra región las voces de los activistas de los derechos humanos… Si no queremos vivir en un mundo donde fija las reglas quien tiene el arsenal más poderoso y no prevalece el derecho, tenemos que cambiar ese estado de cosas”.