El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Turk, ha expresado su preocupación por los desalojos que se han llevado a cabo durante las protestas propalestinas en los campus universitarios de Estados Unidos. En un comunicado, Turk subrayó que algunas de las acciones policiales fueron “desproporcionadas” y enfatizó la importancia de proteger la libertad de expresión y el derecho de reunión pacífica en la sociedad, especialmente en momentos de profundos desacuerdos sobre asuntos cruciales, como el conflicto en el Territorio Palestino Ocupado e Israel.
El llamado del Alto Comisionado a la mesura se basa en los principios de legalidad, necesidad y proporcionalidad, instando a limitar cualquier actuación sobre las protestas a la necesidad de garantizar otros derechos y libertades o el mantenimiento del orden público, al tiempo que condena rotundamente la incitación a la violencia o al odio por motivos de identidad o puntos de vista.
Las protestas propalestinas comenzaron en la Universidad de Columbia en Nueva York y se han extendido a al menos 60 universidades en Estados Unidos, así como a otros países como Francia. Los estudiantes expresan su solidaridad con el pueblo palestino en respuesta a la ofensiva militar lanzada por Israel en Gaza el Alto Comisionado también hizo hincapié en la importancia de examinar cualquier conducta individualmente, para evitar que se imputen a todos los miembros de una protesta los inaceptables comentarios de unos pocos.
Además de las críticas de la ONU, diversas organizaciones defensoras de los derechos humanos han condenado los desalojos y la represión de las protestas, instando a las autoridades a respetar el derecho fundamental a la libertad de expresión y a evitar el uso desproporcionado de la fuerza contra manifestantes pacíficos.
El conflicto entre Israel y Palestina ha generado un intenso debate a nivel internacional, con llamados a un alto el fuego inmediato y a reanudar las negociaciones para una solución pacífica y duradera. La escalada de violencia en la región ha dejado un elevado número de víctimas civiles, incluidos niños, y ha provocado una profunda preocupación en la comunidad internacional.