El balance de muertos por la potente tormenta que dejó inundaciones y desprendimientos de tierra en Filipinas llegó a 150 personas, indicaron este jueves 03 de noviembre las autoridades, que se preparan para más lluvias en las zonas más castigadas.
Más de 355.000 personas abandonaron sus hogares cuando la severa tormenta tropical Nalgae golpeó el país insular a finales de la semana pasada.
De las 150 muertes registradas por la agencia nacional de desastres, 63 se produjeron en la región de Bangsamoro en la isla meridional de Mindanao, donde inundaciones repentinas y deslaves destruyeron aldeas.
Además, al menos 128 personas resultaron heridas y 36 siguen desaparecidas en todo el país, dijo la agencia. Las autoridades advirtieron de que no hay esperanzas de encontrar más supervivientes.
Tormentas mortíferas
La isla de Mindanao no suele verse afectada por la veintena o más de tifones que llegan cada año a Filipinas, pero las tormentas que llegan a esta zona suelen ser más mortíferas que en otras partes del país.
Con previsión de más lluvias el jueves, los servicios de urgencia de Bangsamoro se preparaban ante la posibilidad de más intemperies en esta zona pobre y montañosa.
«El suelo está todavía mojado en las zonas donde ocurrieron las inundaciones y los desprendimientos de tierra con lo que se puede desencadenar instantáneamente más erosión», dijo el responsable regional de defensa civil, Naguib Sinarimbo.
«Los cursos de agua y los ríos que se encontraban en el camino de las inundaciones están bloqueados por escombros, con lo que pueden desbordar fácilmente», añadió. El presidente Ferdinand Marcos culpó a la desforestación y el cambio climático de los destrozos en Bangsamoro y urgió a las autoridades locales a plantar árboles.
Marcos declaró el estado de calamidad por seis meses en las zonas más afectadas, lo que liberará fondos para las tareas de asistencia. Los científicos advierten que estas tormentas destructivas y letales ganan intensidad debido al calentamiento del planeta por el cambio climático.