El escenario de caos proviene de cualquier fenómeno natural violento o provocado por el hombre; ayudar a salvar vidas y localizar personas enterradas entre fierros retorcidos y escombros es tarea vital de la Unidad Canina K9 de Rescate y Salvamento, del Programa de Manejadores de Perros de Búsqueda y Rescate (PMPBR) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), reconocido internacionalmente.
Asemejando una situación de desastre, en el que las estructuras están vencidas, es la escena de un derrumbe piedra sobre piedra; en un perímetro de decenas de metros cuadrados es en donde se entrenan los 29 binomios perro-humano.
Para Julio Velázquez Rodríguez, titular de la Unidad Canina K9 de la Universidad Nacional, esto que se avista alguien diría que es un tiradero de cascajo, pero no es así: todo lo que está encima les sirve a los perros, ya que en la realidad esto es a lo que el cuadrúpedo se enfrentará; sin embargo, no está ni al 30 por ciento de lo que realmente se encuentra en los desastres.
“Lo vimos en el sismo de 2017, donde las estructuras derrumbadas siguen teniendo una altura de varios metros sobre el nivel de la calle y el perro se enfrenta a esos montones de escombro y de situaciones complejas, lo que pretendemos es que el animal esté muy habituado a todas esas situaciones”, expuso.
Al sur de Ciudad Universitaria, entre las venas pétreas que dejó el Xitle, se instala el cuartel de entrenamiento de la Unidad Canina K9, compuesta por 29 binomios, 11 de los cuales cuentan con la certificación internacional.
El PMPBR de la UNAM está afiliado a la Internationale Rettungshunde Organisation (IRO), máxima red mundial responsable en temas relacionados con búsqueda y rescate urbano para localizar personas bajo escombros; es una red mundial de más de 115 organizaciones y 40 países bajo el aval de la ONU.
El también jefe del Departamento de Atención de Emergencias de la Dirección General de Análisis, Protección y Seguridad Universitaria (DGAPSU), de la UNAM, es delegado de la IRO para México y América Latina.
El especialista relató que los primeros meses de la pandemia nos confinamos, pero –con las medidas sanitarias correspondientes– retomamos algunas actividades poco después, porque los perros no pueden estar tanto tiempo sin su secuencia de entrenamiento.
La reactivación se realizó bajo los protocolos de seguridad sanitaria, porque somos un equipo de atención de emergencias y no podíamos parar indefinidamente en esta labor.
“Uno de nuestros objetivos es tener la mayor cantidad de perros certificados en todo el país y expandir las posibilidades que tiene la Universidad como misión de difundir lo que hacemos en este tema; expandir la información es crucial”, precisó.
Los túneles es uno de los cinco módulos del sitio de entrenamiento que presenta avances para la preparación de los binomios de búsqueda y rescate los cuales, apegados a la experiencia de enseñanza internacional, recrean la ayuda a víctimas bajo tierra.
“Con los aromas, los perros señalizan y avisan dónde está ubicada la presunta víctima, con esto se puede lograr sacarla de ese sitio con vida. Simulamos que a lo mejor esa persona tiene una condición de afectación física, se procede al rescate, la estabilización, y así reproducimos de la manera más cercana a la realidad, una situación de desastre”, detalló.
Los túneles circulares de aproximadamente un metro de diámetro, conducen a dos recovecos donde se ubica a las presuntas víctimas y desde el exterior los perros emprenden su búsqueda.
“Con esto no solamente visualizamos el trabajo de los perros, sino también el de nuestros compañeros que trabajan dentro de las estructuras, buscamos realizar un gran simulacro aquí, y que el espacio universitario siga sirviendo para capacitar a todos los demás equipos: bomberos, vigilantes y el equipo canino”, resaltó.
11-M en Japón, a 10 años
El PMPBR de la UNAM cumplió 35 años de haberse creado luego de la experiencia del terremoto del 19-S de 1985. En su trayectoria la mayor experiencia fue durante el terremoto y tsunami en Japón en 2011.
Tras el cuarto terremoto de mayor magnitud en 500 años (9.1 grados), que creó olas de hasta 40 metros, participaron dos binomios K9 de la UNAM, Julio Velázquez y Rochi, y Roberto Genis Chimal con Geri.
“Estuvimos como a 80 kilómetros de la planta de Fukushima, en una zona devastada, se realizaron alrededor de 10 señalizaciones de cadáveres; ha sido la experiencia más intensa que hemos tenido, por mucho: sismos, tsunami y nieve, con temperaturas de menos tres grados centígrados, además de la amenaza nuclear”, recordó Genis Chimal.
Con 19 años como voluntario es sociólogo egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales; desde su etapa estudiantil se incorporó al grupo.
“Ha sido una formación integral, mi proyección es seguir manteniéndome en este grupo voluntario, formando más perros y capacitando a la mayor gente posible para algún siniestro”, subrayó.
Los K9 de la UNAM certificados internacionalmente son hasta el momento: Geri, Jade, Gala, Baco, Hueso, Mina, Mali, Cairo, así como Shasta, Kiana y Kaanab. Fuente UNAM