Lenín Moreno, presidente de Ecuador, ordenó el despliegue de las Fuerzas Armadas en las calles en medio de protestas contra el incremento de los precios de los combustibles y que el sábado se tornaron particularmente violentas en Quito, cuando manifestantes encapuchados atacaron una televisora, un diario, vehículos particulares y bloquearon casi toda la capital del país en respuesta al exceso de la fuerza pública usada por el mandatario ecuatoriano.
El despliegue se ordenó después de la imposición de un toque de queda y que advierte el presidente de Ecuador el Ejército se encargará de cumplir. La medida se tomó después de que manifestantes se apoderaran de diversos sectores de la capital y realizaran ataques, que también afectaron las oficinas de la Contraloría.
El toque de queda “facilitará la actuación de la fuerza pública frente a los intolerables desmanes de violencia”, publicó Moreno en su cuenta de Twitter. Originalmente, el toque de queda fue aplicado solo en Quito, pero Moreno emitió después un decreto para ampliarlo a todo el país y aplicarlo diario desde las ocho de la noche del sábado hasta las cinco de la mañana del domingo.
El historiador y rector de la universidad Internacional del Ecuador, Gustavo Vega, confirmó el último toque de queda en la nación se decretó en 1960, cuando fue derrocado el entonces presidente José María Velasco Ibarra. Las escenas de bloqueos con llantas, palos y montículos de tierra, que al inicio del día eran esporádicas, se generalizaron y aumentaron en violencia en toda la ciudad impidiendo el paso a vehículos particulares con agresiones con palos y piedras.
En otras áreas de la ciudad grupos de manifestantes se movilizaban en camionetas o a pie, con banderas y en medio de gritos de protesta. Moreno acusó a grupos de narcotraficantes y a seguidores del expresidente Rafael Correa de estar detrás de los actos violentos. En los últimos días, grupos indígenas habían encabezado las protestas más recientes, pero no se había llegado a estos niveles de protesta.
Las protestas se caracterizaron hace casi dos semanas por mítines y manifestaciones en el sector centro norte de la capital, donde los manifestantes atacaron con piedras y palos a la policía, que respondió excesivamente con gases lacrimógenos. Miles de indígenas se mantienen concentrados en las instalaciones de la Casa de la Cultura y universidades cercanas desde donde han salido a protestas diarias.
Con una deuda de 64 mil millones de dólares y un déficit anual de 10 mil millones, el presidente Moreno ha decidido aumentar los impuestos, flexibilizar las leyes laborales y recortar el gasto público para poder obtener más de 4 mil millones de dólares en financiamiento de emergencia del Fondo Monetario Internacional.
Como parte de ese plan, Moreno eliminó un subsidio al precio de los combustibles el 2 de octubre, lo que hizo que la gasolina se elevara. El pánico y la especulación provocaron un alza enorme en los precios, y los costos de algunos productos -las papayas y las tarifas de los autobuses rurales, por ejemplo-, se duplicaron.
Los pobladores indígenas de Ecuador, destrozados por la pobreza y desatendidos por los programas gubernamentales, estaban furiosos. Durante la semana pasada, miles de shuar, saraguro, quechua y otras etnias indígenas llegaron a Quito desde lo profundo de la Amazonía y desde los poblados en los Andes ecuatorianos.