Las altas temperaturas son el desafío más importante que enfrentará la sonda de exploración Solar Orbiter de la Agencia Espacial Europea (ESA) que fue lanzada exitosamente desde Cabo Cañaveral, Florida, a bordo de un cohete Atlas V operado por United Launch Alliance.
El jefe de la Oficina de Coordinación de la Agencia Espacial Europea (ESA), Fabio Favata detalló que esta sonda servirá para estudiar el Sol, pero «es la primera que se acercará tanto a la estrella mientras la observa».
La Solar Orbiter va equipada tanto de sensores como de telescopios y uno de los retos que enfrentará es la temperatura va a ser de centenares de grados, «como un horno para pizzas, y toda su electrónica tendrá que trabajar con la misma precisión como si estuviera a una temperatura normal», agregó Favata.
Pero además a la sonda le llegará un radiación que es diez veces más fuerte que la que llega a la Tierra. La Solar Orbiter, construida por Airbus, tiene la misión de estudiar el Sol para mejorar el entendimiento de la heliosfera, una burbuja que emana del sol y que rodea al sistema solar.
El satélite está equipado con diez sensores para la toma de fotografías, detección de espectros y recopilación de datos sobre las partículas solares, viento solar, erupciones solares y campo magnético de nuestra estrella.
De acuerdo con el plan de la misión espacial de la ESA, Solar Orbiter se acercará a Venus para llevar a cabo maniobras de asistencia gravitatoria y conseguir trazar una órbita elíptica que lo llevará a 42 millones de kilómetros del Sol. A esa distancia, el satélite deberá soportar temperaturas de más de 500 grados Celsius.
El satélite inició su construcción en 2012 y tuvo varios retrasos en su lanzamiento, originalmente planeado para 2015. Se prevé que tenga una vida útil operativa de diez años.