Hoy jueves la reina Isabel II le dio su Consentimiento Real para que el Brexit se convierta en ley para permitir a Gran Bretaña se vaya el 31 de enero de la Unión Europea, ayer lo había aprobado el Parlamento Británico.
El Withdrawal Agreement Act (WAA) fue firmado por la reina este jueves por la tarde. Así finalizó su intrincado e histórico camino parlamentario británico. El vice presidente de la Cámara de los Comunes, Nigen Evans, anunció a los diputados la noticia. Había muy pocos diputados en la Cámara.
La firma de la reina Isabel pone punto final a los procedimientos británicos para retirarse de la Unión Europea en la fecha prometida por el primer ministro Boris Johnson. Es ahora el turno de Bruselas, que debe aprobar esta legislación en el Parlamento Europeo, para que esta ley se convierta en una legislación internacional.
Desde su llegada al poder tras su triunfo electoral, Boris Johnson quiso priorizar legislar el divorcio de la Unión Europea para poder gobernar en una Gran Bretaña post Brexit y las promesas que hizo para llegar al poder. Su idea fue que pasara en pocos días, gracias a su mayoría de 80 bancas obtenida tras la elección.
El primer ministro va a poder cumplir con su plazo del 31 de enero como día de partida, luego que los diputados exigieran más tiempo y el respondiera disolviendo el Parlamento y convocando a elecciones, que ganó ampliamente el pasado 12 de diciembre.
Su promesa fue romper el bloqueo que el Brexit generó en la política británica. Después de las vacaciones navideñas, los nuevos diputados comenzaron a debatir el Brexit y la ley pasó fácilmente, sin la pesadilla parlamentaria anterior, con la nueva mayoría.
La Cámara de los Lores seguía compuesta por proeuropeos, que colocaban enmiendas al proyecto de Brexit y lo retrasaban. Esta semana agregaron cinco enmiendas, que podrían haber retardado la legislación. Pero la mayoría conservadora los derrotó el miércoles. La legislación fue aprobada y solo necesitaba el consentimiento de la soberana.
Gran Bretaña ha conseguido su Brexit. El resultado es un país dividido, con familias y hasta matrimonios divorciados por esa causa por sus posiciones pro y anti europeas, padres que no hablan con sus hijos y una fuerte xenofobia contra los extranjeros. Los europeos que viven en el reino no se sienten bienvenidos ni queridos y temen por su residencia.