La actividad excesiva de nuestro cerebro, contrariamente a lo pensado hasta ahora, puede hacer que vivamos menos tiempo, por lo menos así lo afirma un estudio llevado a cabo por Investigadores de la Escuela de Medicina de Harvard, Estados Unidos publicado en la revista Nature.
Los investigadores analizaron tejido cerebral donado de personas fallecidas con edades que iban desde los 60 y 70 años hasta los que llegaron a vivir hasta los 100 años o más. Descubrieron que aquellos que murieron antes de los 80 años tenían niveles más bajos de una proteína denominada REST en sus cerebros.
Esta proteína, que amortigua los genes involucrados en excitación neuronal y que se ha demostrado que es un protector contra el Alzheimer, estaba más presente en aquellos individuos que vivieron más años.
Vivir más relajados
Como no estaban seguros de si REST protegía a la gente de la muerte o era sólo un signo de un mayor envejecimiento y ante la imposibilidad de medir esta proteína en personas vivas, los científicos comenzaron a experimentar en gusanos y ratones para probar si jugaba un papel en el alargamiento de la vida. En la vejez hay una actividad neuronal aberrante o perjudicial que hace que el cerebro sea menos eficiente.
Así, demostraron que se podía extender la vida útil de los gusanos y ratones incrementando la actividad de la proteína REST, ya que reducía los niveles de excitación neuronal y actividad sináptica en el cerebro. El bloqueo de esta proteína provocó el efecto contrario: incremento de los niveles de actividad neuronal.
Los investigadores han aclarado que la actividad cerebral excesiva puede reflejarse de múltiples maneras, desde una contracción muscular hasta un cambio de humor o de pensamiento. No está claro en el estudio si los pensamientos, la personalidad o el comportamiento de una persona afectan a su longevidad o de la manera en que lo hacen.
Bruce Yankner, profesor de Genética y Neurología en la Escuela de Medicina de Harvard y que ha dirigido el estudio, ha afirmado que su laboratorio ya está haciendo un seguimiento para ver si atacar REST con medicamentos podría conducir a nuevas formas de tratar enfermedades neurodegenerativas o el envejecimiento mismo.
¿Se podría alargar la vida?
«Esta línea de investigación también podría ser de interés al tratar de comprender cómo las intervenciones alternativas como la meditación, que afecta los ritmos neuronales, podrían funcionar como un tratamiento para la pérdida temprana de memoria», ha indicado Yankner. En pruebas con cadáveres, descubrieron que los que tenían niveles más bajos de REST habían vivido menos
Yankner ha alabado la investigación: «Creo que con nuestro estudio se demuestra que con el envejecimiento, hay una actividad neuronal aberrante o perjudicial que no solo hace que el cerebro sea menos eficiente, sino que es perjudicial para la fisiología de la persona o el animal, y como resultado reduce la vida útil».
“Creo que esta hiperactividad, esta excitación fuera de control, no es buena para el cerebro. Quieres que tus neuronas estén activas, cuándo y dónde tú quieres que estén activas, no que simplemente se activen», señaló a The Washington Post Cynthia Kenyon, vicepresidenta de investigación del envejecimiento en Calico Labs, que elogió el estudio pero cree que el sistema nervioso es solo uno de los muchos tejidos que influyen en la vida.