Hace días el mundo vio con asombro la noticia de un “ojo de fuego” sobre las aguas del Golfo de México, en un video que se volvió viral se veía como el mar ardía y el mundo entero mundo condenada el daño al medio ambiente de Petróleos Mexicanos (Pemex). Éste podría ser uno de los peores desastres naturales provocados por la extracción de petróleo en México, sin embargo, no es el único.
El historial de accidentes, que expone Greenpeace México, en la operación de Pemex se extiende a lo largo de las últimas décadas, y tan sólo en los dos años y medio desde que inició la administración de Andrés Manuel López Obrador —que insiste en centrar la política energética del país en los combustibles fósiles— se han originado en México al menos cinco desastres ecológicos relacionados con la empresa del Estado, Petróleos de México (Pemex).
Julio 2021: Golfo de México
El pasado viernes 2 de julio se registró durante cinco horas seguidas un incendio sobre las aguas del Golfo de México, a la altura de las playas de Campeche. La causa de las llamas fue una fuga de gas en un ducto de Petróleos Mexicanos (Pemex).
Si bien la petrolera explicó unas horas después que las llamas fueron controladas y que no se reportaron lesionados ni afectaciones en la extracción de crudo, aún no ha informado el devastador daño que este incendio trajo a los ecosistemas marinos.
Abril 2021: Tula, Hidalgo
El 20 de abril, se registró un derrame de combustóleo en el emisor central de la refinería Miguel Hidalgo, que desemboca al río Tula, cuyas aguas son utilizadas para riego. Al día siguiente del derrame, el combustóleo se había extendido hasta por más de 1 kilómetro de río. Si bien la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de Hidalgo (Semarnath) solicitó a la delegación de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) Hidalgo entregar un informe detallado sobre los posibles daños, éste no se ha hecho público. Este derrame no ha sido el único registrado en la zona desde 2018.
Abril 2021: Minatitlán, Veracruz
Apenas unos días antes del incendio de Tula, el 14 de abril, Pemex también protagonizó un incendio pero esta vez en la refinería “Lázaro Cárdenas”, (usada para la obtención de sustancias derivadas del petróleo crudo) ubicada en el poblado de Minatitlán, en el estado de Veracruz. En este caso se reportaron siete personas heridas.
Los informes de la paraestatal apuntaron a que las llamas fueron provocadas por una fuga en la bomba de carga de la planta reformadora. Esto llevó a que la refinería (una de las más grandes de México) dejara de operar varias semanas como consecuencia del incendio. Pemex tampoco informó sobre los daños a la salud pública de la población y al ecosistema local que trajo este incendio.
Julio y diciembre 2020: Cadereyta, Nuevo León
Primero el 24 de julio y luego el 10 de diciembre de 2020, la refinería ubicada en Monterrey, Nuevo León registró un incendio y dos “estruendos”. En ambos casos, personal interno de Pemex atendió los siniestros y descartó daños humanos. A pesar de las nuves de humo negro que se generaron, nuevamente la petrolera evadió informar en este caso cuáles serían los daños ambientales, incluyendo en la calidad del aire de esa Ciudad, que es una de las más contaminadas en ese sentido.
En su Base de datos de puntos críticos de emisiones globales de SO2, Greenpeace ubicó en 2019 a esta refinería en su lista de las peores fuentes globales de contaminación por SO2.
Enero 2019: Tlahuelilpan
A escasos un mes y 18 días de iniciado el gobierno de López Obrador, se registró una explosión de un ducto de Pemex que transportaba combustible en el municipio de Tlahuelilpan, estado de Hidalgo.
Además de las 137 pérdidas de vidas humanas que dejó esta tragedia, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente informó que la concentración de hidrocarburos permanecerá durante años, lo que serían para el suelo contaminantes persistentes e irreversibles que darían origen a graves perturbaciones tanto en los vegetales como en los animales que los consuman. Asimismo, dijo, disminuiría el rendimiento de los cultivos, y las aguas superficiales y freáticas por procesos de transferencia serían contaminadas.
Por años, la comunidad científica, organizaciones civiles, autoridades ambientales y la propia población que habita en las zonas donde hay refinerías o exploraciones para la extracción de petróleo en México han advertido sobre los graves daños que traen a la salud pública y el medio ambiente. Pese a ello, el gobierno insiste en impulsar una política energética centrada en los combustibles fósiles y caminar en un sentido contrario al que le mandata su compromiso con el medio ambiente: disminuir la emisión de Gases de Efecto Invernadero un 22% por ciento como mínimo para evitar el aumento de la temperatura del planeta, que es ya causante de varios desastres ambientales. Con información de Greenpeace México