Después accidente nuclear de Chernobyl, en la Unión Soviética (actual Ucrania), casi toda forma de vida desapareció. Pero algunos organismos que resistieron. Un grupo de hongos que se alimentaban de radiación. Ahora se ha comprobado que estos hongos no dejan de aumentar.
Científicos han documentado la existencia de 200 especies de 98 géneros de hongos bajo las ruinas de la antigua central nuclear. El trabajo, publicado en la revista de la US National Library of Medicine, revela además que estos grupos de hongos se están fortaleciendo, y existe un grupo llamado ‘hongos negros’ o radiotróficos, que se alimentan de la radiación.
Los Hongos presentes en Chernobyl como el Cladosporium sphaerospermum, el Cryptococcus neoformans o la dermatitis Wangiella son capaces de resistir la radiación ionizante 500 veces más alta que los niveles de fondo, y crecen más rápido en presencia de radiación.
Estos hongos contienen melanina, el pigmento de la piel humana que nos protege de la radiación ultravioleta, que permite convertir la radiación gamma en energía química para el crecimiento.
La melanina absorbe la radiación y la convierte en energía química, un proceso similar al de otras plantas que convierten el dióxido de carbono y clorofila en oxígeno y glucosa a través de la fotosíntesis, a este proceso científico se le conoce como radiosíntesis.
La NASA ha informado a través de sus estudios la posibilidad de extraer el poder de la fotosíntesis de las plantas para confeccionar un bloqueador solar. Algunos expertos teorizan sobre almacenar energía, una alternativa a los paneles solares, o ayudar a los pacientes de cáncer que están siendo tratados con quimioterapia.