Con una gran participación de más de 550 estudiantes se realizó en los jardines del Instituto Tecnológico Superior de Calkiní en el Estado de Campeche (ITESCAM) el tradicional Concurso de Altares, donde se conformaron 21 equipos logrando crear una verdadera Aldea Maya llena de cultura y tradición.
Los jóvenes de esta institución educativa del nivel medio superior participaron con mucha creatividad en este Concurso de Altares Hanal Pixán ITESCAM 2022 después de dos años de pausa, debido a la pandemia, así con el apoyo de las autoridades educativas, regresó uno de los eventos más grandes y de mayor tradición entre la comunidad ITESCAM.
Fueron 21 altares, en la que jóvenes de diversos semestres y programas educativos participaron, vivieron e hicieron suyo este gran evento cultural, que expresa nuestra identidad, promoviendo y preservando nuestras tradiciones y costumbres; uno a uno fueron evaluados los equipos por los jurados, quienes en lengua maya y español defendieron y justificaron los elementos de su altar.
Ahí su Director General, Rodolfo Cardozo destacó la riqueza cultural de la celebración de Día de Muertos en Campeche, dijo que en la región maya se vive de manera diferente que en todo México, por eso es importante difundir y promover nuestras tradiciones para así comprenderla y darla a conocer; además agradeció al jurador calificador integrado por Virginia Camarena, Lucy Ek y Jorge Che por su tiempo y compromiso y felicitó a todos los participantes, así como a los tres equipos ganadores, orgullosos todos del arraigo que sienten por sus tradiciones mayas.
Así en el ITESCAM se viven y rescatan nuestras tradiciones.
¿Qué es el Hanal Pixán?
El hanal pixán, o «comida de las ánimas», es una tradición del pueblo maya que se lleva a cabo para recordar de una manera especial a los amigos y parientes que se adelantaron en el viaje eterno. Es un acontecimiento especial para los deudos de los difuntos, pues saben que, en estos días, del 31 de octubre al 2 de noviembre, las ánimas «reciben permiso» para visitar a sus familiares.
La tradición incluye varios ritos, pero el principal consiste en poner una mesa que funciona como altar, alumbrada con velas de cera, debajo de los árboles del patio y cerca de las sepulturas de los familiares, donde se coloca comida típica de la temporada: atole nuevo, pibes o mucbipollos, jícamas, mandarinas, naranjas, xec -mezcla hecha con naranja, mandarina, jícama y otras frutas, así como chile molido-, dulce de papaya, coco y pepita, tamales de x’pelón, vaporcitos, balché -bebida que se hace con la corteza de un árbol que se llama así-, pan dulce y jícaras de sabroso tan-chucuá -atole que se fabrica con masa de maíz, cacao, pimienta y anís-. Todo eso adornado con veladoras, flores, ramas de ruda y las fotografías de las personas fallecidas.