El anuncio de que los Estados Unidos realizó una prueba con un misil de crucero desde California, que impactó a más de 500 kilómetros, desató inmediatamente la condena de China y Rusia quienes consideraron que esa acción «Tendrá graves consecuencias».
Este ensayo con un misil de crucero realizado por Estados Unidos ha desatado las reacciones de Rusia y China, quienes han advertido de que el test viene a reactivar la carrera armamentística. El Gobierno de China reprobó el ensayo y alertó sobre «una escalada de enfrentamientos militares». Rusia, por su parte condenó el ensayo, que se produce a menos de tres semanas después de que se suspendiera el Tratado de eliminación de misiles de corto y medio alcance (INF).
La prueba realizada por Estados Unidos la noche del domingo frente a las costas de California «tendrá graves consecuencias negativas para la seguridad regional e internacional», ha indicado ante la prensa el portavoz del ministerio chino de Exteriores, Geng Shuang. El lanzamiento «prueba que el verdadero objetivo de la retirada estadounidense del Tratado INF era avanzar hacia el desarrollo de misiles y luchar por la superioridad militar unilateral», ha insistido Geng.
En términos muy similares a los empleados poco antes por Rusia, el portavoz chino ha estimado que el gesto de Washington iba a «reactivar la carrera armamentística y conducir a una escalada de confrontaciones militares, lo que tendrá graves consecuencias negativas para la seguridad regional e internacional».
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha señalado que «dichos ensayos demuestran una vez más que desde un principio los estadounidenses buscaron la suspensión del INF», según ha comunicado este martes a través del portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, a los medios. «Esto confirma una vez más que no fue Rusia, sino precisamente Estados Unidos quien llevó con sus acciones al fin del INF», el primer tratado de desarme de la Guerra Fría, ha subrayado, informa la agenda EFE.
El Pentágono anunció la noche de este lunes que llevó a cabo una prueba con un misil de crucero, que fue lanzado desde un lanzadera móvil en tierra en la isla de San Nicolás, en California, e impactó a más de 500 kilómetros. El ensayo coincidió con la reunión que mantuvieron ayer el presidente francés, Emmanuel Macron, y el presidente ruso, Vladimir Putin.
El viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov, ha expresado su «alarma» por las intenciones de Washington de «ampliar el potencial desestabilizador» en la esfera de los misiles de alcance medio que hasta hace poco estaba «firmemente» regulado. El diplomático también ha mostrado serias dudas de que Estados Unidos hubiera podido preparar el ensayo con el misil en un «plazo de tiempo tan corto». «En ese tiempo llevarlo a cabo es prácticamente imposible, a no ser que ellos lo prepararan de antemano», apuntó. En su opinión, esto demostraría que la Casa Blanca preparó durante «mucho tiempo» su renuncia al tratado, no sólo desde el punto de vista propagandístico, sino también «militar» y «técnico».
Riabkov también ha recordado que Putin insistió ayer ante Macron que Rusia seguirá respetando la moratoria sobre el despliegue de misiles de corto y medio alcance, mientras Estados Unidos haga lo mismo. Poco después de que expirara el INF, Putin llamó a Estados Unidos a reanudar «sin dilación» las negociaciones para garantizar la estabilidad y la seguridad mundial. Pero Estados Unidos abandonó el tratado, aduciendo la negativa de Moscú de destruir el misil de crucero Novator 9M729 (SSC-8, según la clasificación de la OTAN), que supuestamente violaba el tratado al tener un alcance de más de 500 kilómetros. Por su parte, Putin subrayó que el abandono «unilateral, con un pretexto inventado» del INF por Estados Unidos complica «seriamente» la situación en el mundo y ha creado «riesgos fundamentales para todos.