Descubierto a finales de 1963 por José María Soler en la Rambla del Panadero, resguardado hoy en el Museo de Villena en Alicante, España, el Tesoro de Villena brilla como uno de los hallazgos más impresionantes de la Edad del Bronce (2.200 a 750 a.C.) en la península ibérica y tal vez en toda Europa. Lo curioso es que recientes investigaciones han revelado que dos de sus piezas, aunque corroídas, podrían ser las joyas más valiosas del conjunto.

Dirigidos por Salvador Rovira-Llorens, exjefe de conservación del Museo Arqueológico Nacional de España, un grupo de investigadores ha hecho un descubrimiento sorprendente. Un brazalete y una semiesfera hueca, ambas adornadas con oro y custodiadas celosamente en una vitrina blindada del museo, resultaron no estar hechas de cualquier metal terrestre, sino de hierro procedente de meteoritos.

Este hallazgo, publicado en enero en la revista Trabajos de Prehistoria, propone que las técnicas metalúrgicas en la península ibérica de hace más de 3.000 años eran mucho más avanzadas de lo que se pensaba anteriormente.

Debate científico alrededor del Tesoro de Villena

El debate en torno al Tesoro de Villena –compuesto por 66 objetos, entre ellos 27 brazaletes y 11 cuencos, además de algunas piezas de plata o hierro– ha sido intenso, especialmente por la cronología exacta de estos objetos dentro de la Edad del Bronce. Y es que, para este conjunto, aunque sus piezas han sido intensamente estudiadas, no se ha podido establecer una relación con otros yacimientos similares.

En particular, dos objetos han capturado la atención: una pequeña semiesfera hueca, que podría ser parte de un cetro o empuñadura de espada, y una singular pulsera con forma de torques. Ambos presentan un aspecto ferroso, es decir, parecen estar hechos de hierro, lo que es un enigma, dado que la Edad de Hierro, cuando el hierro fundido comenzó a reemplazar al bronce, no se inició hasta alrededor del 850 a.C.

Sin embargo, la nueva investigación ha arrojado luz sobre este misterio, demostrando que estas piezas fueron creadas en la Edad del Bronce Tardío (1.400-1.200 a.C.) con hierro de origen extraterrestre.

¿Cómo se sabe que proviene de un meteorito?

En concreto, hay una forma de distinguir si el mineral es de origen extraterrestre: el hierro de los meteoritos contiene una aleación de hierro y níquel, con níquel en proporciones superiores al 5 % respecto al hierro excavado del suelo terrestre.

Teniendo esto en cuenta, los investigadores realizaron análisis adicionales en el laboratorio Curt-Engelhorn-Zentrum Archäometrie de Alemania, utilizando técnicas más sensibles que confirmaron, a pesar del alto grado de corrosión, la presencia de hierro meteorítico con una proporción de níquel del 5,5 % en el casquete. Aunque la pulsera tenía una proporción inferior, del 2,8 %, los resultados globales apoyan la teoría de su origen extraterrestre.

«Los datos disponibles apuntan a que el casquete y la pulsera del Tesoro de Villena serían de momento las dos primeras piezas atribuibles a hierro meteorítico en la península ibérica, lo que es compatible con una cronología del Bronce Tardío, anterior al inicio de la producción generalizada de hierro terrestre», explican los investigadores.

Otros ejemplos: la daga de hierro meteorítico de Tutankamón

Fuera de la Península Ibérica, existen en todo el mundo numerosos artefactos de hierro anteriores a la Edad de Hierro que fueron forjados a partir de meteoritos. Quizá el más famoso sea la daga de hierro meteorítico del faraón Tutankamón, pero hay otras armas de la Edad del Bronce fabricadas con este material, informa Science Alert.

«Estas dos piezas de hierro tenían un enorme valor. Por ello, fueron consideradas dignas de formar parte de este espectacular conjunto con numerosos y delicados objetos de oro y de un hierro muy especial. Quién los fabricó y de dónde se obtuvo este material son preguntas que aún quedan por responder», aseguró Ignacio Montero Ruiz, del Instituto de Historia del CSIC, según reportó El País en febrero de este año.

Este hallazgo no solo destaca la importancia del Tesoro de Villena, sino que también abre nuevas perspectivas sobre el conocimiento y la tecnología de las civilizaciones antiguas en la Península Ibérica. Sin duda, el misterio de estos objetos de hierro meteorítico continuará fascinando a investigadores y entusiastas de la arqueología por igual.

Con información de Science Alert y El País.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *