Una nueva investigación a cargo de neurocientíficos de la Universidad de Salud y Ciencia de Oregon (OHSU, por sus siglas en inglés) en Portland demuestró que una sesión breve de ejercicio aumenta la función de un gen que incrementa las conexiones entre las neuronas del hipocampo, la región del cerebro asociada con el aprendizaje y la memoria.
El estudio, realizado en ratones, es el primero que trata de aislar los beneficios generales físicos del efecto específico en el cerebro. «Los estudios previos de ejercicio casi todos se centran en el ejercicio sostenido, pero como neurocientíficos, no es que no nos preocupemos por los beneficios para el corazón y los músculos, sino que queremos conocer los beneficios específicos del cerebro a raíz el ejercicio», explica el profesor Gary Westbrook.
«El ejercicio es barato, y no necesariamente necesitas ir al gimnasio o correr 15 kilómetros todos los días para beneficiarte de sus efectos», añade el experto cuya investigación ha sido publicada en la revista eLIFE.
De este modo, los científicos diseñaron un estudio para medir específicamente la respuesta del cerebro a episodios de ejercicio en ratones sedentarios que recorrieron unos kilómetro durante dos horas en una rueda. El equivalente en las personas a dar cuatro mil pasos o jugar un partido de baloncesto a la semana.
Tras analizar los resultados, los investigadores pudieron comprobar que el ejercicio aumentaba la aumentaba las sinapsis del hipocampo. Además, hicieron un hallazgo en relación a un gen, Mtss1L, que codifica una proteína que causa la flexión de la membrana celular y cuya incidencia había pasado muy desapercibida hasta la fecha. Cuando este gen se activa por periodos cortos de ejercicio, promueve pequeños crecimientos en las neuronas conocidas como espinas dendríticas, por lo que preparaba al cerebro para el aprendizaje.