Casi el 60 por ciento de todos los niños, niñas y adolescentes que perdieron un año escolar completo en el mundo debido a los confinamientos por COVID-19 vive en América Latina y el Caribe según datos publicados hoy por UNICEF, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, sobre la base de un monitoreo de 200 países.
En México, las escuelas han permanecido cerradas 180 días de marzo de 2020 a febrero de 2021, cifra superior al promedio en América Latina y el Caribe (158 días) y el doble de la estimación global (95 días), situación que además coloca al país en octavo lugar entre los países donde las escuelas han permanecido cerradas por mayor tiempo.
En comparación con otras regiones del mundo, Latinoamérica registra el cierre de escuelas más prolongado, situación que presenta amenazas serias para el presente y el futuro de las niñas, los niños y adolescentes en el país.
“Los rezagos de aprendizaje en niñas, niños y adolescentes se están viendo agudizados debido al cierre de las escuelas, especialmente entre aquello que no pueden acceder a la educación a distancia o no de manera apropiada. Por ejemplo, los que viven en comunidades indígenas de alta marginación o no cuentan con internet o computadora en casa”, explicó Christian Skoog, Representante de UNICEF en México.
Desde antes de la pandemia, México ya enfrentaba una crisis de aprendizaje, puesto que alrededor del 80% de las niñas y los niños en primaria no alcanzaban los conocimientos esperados en comprensión de lectura y en matemáticas, cifra que podría agravarse dada la dificultad de mantener la calidad educativa con los recursos disponibles en casa.
Si bien en México se han hecho esfuerzos para lograr la continuidad educativa a través de “Aprende en casa”, aún persisten grandes retos para que todos los niños, niñas y adolescentes tengan acceso a este programa y no vean afectado su nivel de aprendizaje. Asimismo, es importante tener en cuenta la sostenibilidad de esta modalidad mientras las escuelas permanezcan cerradas y su calidad en comparación con la instrucción en aulas.
Además, cada día de cierre de escuelas durante una crisis acrecienta el riesgo de abandono escolar, algo que empeora cuando hay reducción de ingresos familiares, como está sucediendo durante la pandemia. En el caso de México, en julio de 2020, el 71% de los hogares con niñas, niños y adolescentes sufrieron una reducción de ingresos según señala la encuesta ENCOVID-19 Infancia, realizada por UNICEF, lo que afectó su capacidad de cubrir costos asociados a la educación y otros gastos familiares y ha aumentado el riesgo de que niñas, niños y adolescentes sean puestos a trabajar para apoyar la economía familiar.
El cierre de escuelas afecta otras dimensiones del desarrollo también; por ejemplo, para los niños y niñas más pequeños, el cierre de los espacios físicos para educación inicial y prescolar ha restringido sus oportunidades de desarrollo. El uso excesivo de pantallas para seguir clases en televisión o en línea y el confinamiento en casa pueden generar insuficiente actividad física y sedentarismo, aumentando el riesgo de sobrepeso y obesidad, así como de sueño irregular y otras consecuencias para la salud física y mental como irritabilidad, ansiedad y falta de concentración.
Hay también posibles impactos en cuanto a salud emocional ya que, con el distanciamiento social y la educación a distancia, las rutinas de niñas, niños y adolescentes y sus interacciones con amistades y compañeros de clase han cambiado drásticamente, algo que está afectando muy particularmente a las y los adolescentes dada la importancia de ese período de desarrollo en cuanto a aspectos vinculados a independencia y socialización.
En muchas partes del mundo, cuando ocurre una emergencia las escuelas son las últimas instituciones en cerrar sus puertas y las primeras en reabrirlas, pero en América Latina y el Caribe suele ocurrir lo contrario y, dadas las consecuencias del actual cierre prolongado de escuelas en la región, UNICEF ha realizado hoy un llamado urgente por priorizar su reapertura en condiciones lo más seguros posible, resaltando la importancia de cubrir las necesidades de cada estudiante a través de servicios integrales que incluyan aprendizaje correctivo, salud y nutrición, al igual que medidas de protección y salud mental.
El Marco para la Reapertura de Escuelas de UNICEF, elaborado conjuntamente con UNESCO, ACNUR, PMA y el Banco Mundial, ofrece consejos prácticos para las autoridades nacionales y locales.
En México, la organización ha creado en colaboración con la Secretaría de Educación Pública el programa Salud en tus Manos, diseñado para informar y formar a los y las estudiantes de educación básica sobre prácticas de higiene y autocuidado, así como apoyar a escuelas de este nivel educativo a mitigar los riesgos de contagio.
“La reapertura escolar debe basarse en una evaluación local del riesgo de transmisión del virus en la comunidad y un análisis de beneficios y riesgos en materia de educación, salud pública, protección de la infancia y factores socioeconómicos vinculados. Salud en tus Manos busca apoyar el proceso de planificación para la reapertura de las escuelas en México – un proceso que debe desarrollarse lo más rápidamente posible para que los espacios escolares puedan proteger la seguridad de alumnos y personal, garantizando así el derecho a la educación de todo niño, niña y adolescente”, señaló Christian Skoog. Fuente ONU Noticias