Los Estados Unidos reforzará su presencia en Irak y en la región tras el operativo que terminó con la vida del líder militar Qassem Soleimani. De acuerdo con la cadena de noticias NBC News, que cita varias fuentes del ministerio de Defensa y del Ejército estadounidenses, otros tres mil quinientos soldados serán enviados al terreno.
Las nuevas tropas, que se distribuirán entre Irak, Kuwait y otros países del Medio Oriente, forman parte de la 82a División Aerotransportada (IRF), basada en Fort Bragg, Carolina del Norte, que ya desplegó 750 efectivos tras un ataque ocurrido el miércoles contra su embajada en Bagdad.
Las fuentes citadas por NBC insistieron en que el envío adicional de tropas no responde al operativo militar efectuado el jueves contra altos mandos iraníes en Irak, sino que ya estaba previsto y que había sido anunciado más temprano esta semana. Los soldados se unirán a otros cerca de 700 soldados ya desplegados en la región y permanecerán allí durante un plazo de 60 días, dijeron los funcionarios.
La muerte de Qassem Soleimani, el más alto mando iraní y segundo del ayatollah Alí Khamanei, enfureció al liderazgo de Irán y estimuló amenazas incendiarias de venganza del poderoso país persa, rico en petróleo. De acuerdo con el sitio Al Jazeera, el flamante comandante de las Fuerzas Quds y reemplazante de Soleimani, Esmail Qaani, lanzó el viernes una demoledora amenaza: “Sean pacientes y verán los cadáveres de estadounidenses en todo Medio Oriente”.
Mientras tanto, Estados Unidos está preparado para una posible represalia iraní, que podría incluir ataques cibernéticos y terroristas contra intereses y aliados estadounidenses. También está preparado Israel, cuyo Gobierno ya ordenó el cierre de algunos de los sitios turísticos más populares del país, mientras las fuerzas armadas se pusieron en alerta.
Las tensiones entre Estados Unidos e Irán habían sufrido una escalada desde el pasado 27 de diciembre, cuando un misil asesinó a un contratista estadounidense en una base militar en Kirkuk, Irak. En respuesta, el 29 de diciembre Estados Unidos efectuó una serie de ataques contra milicias respaldadas por Irán en Siria e Irak, en las que murieron unas 25 personas. Como consecuencia a esa acción, una multitud rodeó la embajada estadounidense situada en la ciudad de Bagdad, el 31 de diciembre.
El jueves, el régimen persa lanzó una fuerte amenaza contra Washington, que esta semana responsabilizó a Teherán del ataque propiciado por milicias iraquíes proiraníes. “No estamos llevando al país a una guerra, pero no tenemos miedo de ninguna guerra, y le decimos a Estados Unidos que hable correctamente con la nación iraní. Tenemos el poder de quebrarlos varias veces y no estamos preocupados”, manifestó entonces el alto comandante de la Guardia Revolucionaria iraní, general de brigada Hossein Salami.
El jefe del ejército iraní, mayor general Abdolrahim Mousavi, por su parte, dijo este jueves que las fuerzas persas están listas para enfrentar al “enemigo”. El operativo militar que terminó con la vida de Qassem Soleimani es la acción militar más audaz del gobierno de Donald Trump en lo que va de su mandato, y más de lo que sus antecesores George W. Bush y Barack Obama se atrevieron a hacer contra la nación persa.
Funcionarios estadounidenses habían advertido a Irán sobre la inminencia de nuevos ataques en caso de que vieran amenazada la vida de los estadounidenses en el terreno. El secretario de Defensa de EEUU, Mark T. Esper, dijo específicamente que el ejército de los Estados Unidos atacaría preventivamente a las fuerzas respaldadas por Irán en Irak y Siria si había señales de que los grupos paramilitares planeaban más ataques contra bases estadounidenses y personal en la región.
“Si recibimos noticias de ataques, también tomaremos medidas preventivas para proteger a las fuerzas estadounidenses y proteger vidas estadounidenses”, dijo Esper. “El juego ha cambiado”.