El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha visitado este miércoles las ciudades de Dayton en Ohio y El Paso en Texas, escenarios de dos matanzas con armas de fuego, que causaron 31 muertos en menos de 14 horas el pasado fin de semana, ahí en ambos lugares fue recibido con protestas.
Trump se reunió con sobrevivientes y personal de emergencia en el Miami Valley Hospital de la ciudad de Dayton, Ohio. Ahí decenas de manifestantes fuera del hospital exhibieron un globo que representaba a un ‘bebé Trump’ y carteles que decían «Haz algo», «Salva a nuestra ciudad» y «Tú eres la causa».
De casi nada sirvió su llamado a la unidad de su mensaje televisado a la nación ayer martes. “¿Qué queremos? ¡Acción!”, gritaban los manifestantes en Dayton, donde un hombre de 24 años, con un historial de manifestaciones violentas, mató a nueve personas, entre ellas a su propia hermana, con un fusil de asalto tipo AR-15. Por la mañana, cuando abandonaba la Casa Blanca para volar a la ciudad, el presidente se ha mostrado abierto a reforzar los controles de antecedentes para la venta de armas, pero ha considerado que no existe “apetito político” para prohibir los rifles de asalto.
“Sus comentarios no han sido muy útiles para el debate de las armas, y su retórica ha sido dolorosa para muchos en nuestra comunidad”, expresó la alcaldesa de Dayton, la demócrata Nan Whaley, que anunció que saludaría al presidente pero trataría de hacerle ver que ha sido de poca ayuda. Whaley había animado a los vecinos de la ciudad, de 140,000 habitantes, a “levantarse y decirle que no están contentos, si no están contentos de que venga”.
Antes de abandonar la Casa Blanca, Trump lanzó criticas a la alcaldesa, de quien dijo que era seguidora de grupos de la izquierda radical. No fue Whaley la única destinataria de las críticas. En una serie de tuits, el presidente arremetió contra The New York Times por su cobertura de las tragedias y aseguró que “los demócratas de la izquierda radical” se han vuelto “totalmente locos”.
En el caso del candidato a las primarias del Partido Demócrata Beto O’Rourke, oriundo de El Paso le escribió en Twitter al presidente Trump: “Veintidós personas han muerto en mi ciudad por un acto de terror inspirado por tu racismo. El Paso no se callará y yo tampoco”.
Después de que la policía confirmara que Patrick Crusius, quien sigue declarando ante la policía, publicó en Internet un panfleto racista en el que aseguraba que el ataque que iba a perpetrar era una respuesta a la “invasión hispana” de Texas, haciéndose eco de una expresión utilizada a menudo por Trump, el presidente condenó, en su mensaje a la nación, el “racismo” y el “supremacismo blanco” y dijo que “el odio no tiene sitio en EE UU”.
Pero el hecho de que no mencionara expresamente a la comunidad hispana, objetivo declarado del ataque en El Paso, ha enfurecido a muchos vecinos de la ciudad fronteriza. Este miércoles por la mañana, antes de su viaje a Dayton y El Paso, el presidente ha descartado corregir la manera en la que acostumbra a hablar de los inmigrantes. “La inmigración ilegal es una cosa terrible para este país”, ha dicho, “tenemos a muchísima gente viniendo, están derramándose por este país”.