El descubrimiento de un pequeño fósil en el 2020 se convirtió en una gran noticia. Atrapado en un ámbar antiguo, fue calificado como el dinosaurio fósil más pequeño jamás encontrado. Conocido por poco más que un peculiar cráneo, el llamado «pájaro de los dientes oculares» (Oculudentavis khaungraae) fue presentado como un pájaro dentado del tamaño de un colibrí, un dinosaurio aviar que revoloteaba por la Myanmar prehistórica hace unos 100 millones de años.
Pero desde que esta criatura del Cretácico apareció en las revistas científicas, el debate y la controversia han rodeado a este extraño fósil y a su identidad. Ahora, en un artículo revisado por expertos y publicado en Current Biology, los científicos han confirmado que esta pequeña criatura no era un ave en absoluto.
Descubren un segundo fósil
Un esqueleto similar encontrado en la misma zona sugiere ahora que el Oculudentavis khaungraae es, en realidad, un lagarto. Su largo hocico había sido simplemente aplastado con el tiempo para que se pareciera más a un pico. «Imagínese que agarra un lagarto y le pellizca el hocico para darle una forma triangular», explica Edward Stanley, director del Museo de Historia Natural de Florida. «Se parecería mucho más a un pájaro».
Los organismos conservados en ámbar son difíciles de estudiar desde el exterior, pero el equipo creó escáneres CT del reptil dentro del segundo espécimen y también reanalizó los escáneres del espécimen original.
El segundo fósil difiere en algunos aspectos del primero, por lo que el autor principal y paleontólogo de la Universidad de Bristol, Arnau Bolet, y sus colegas dieron al segundo fósil, ligeramente aplastado, un nuevo nombre: Oculudentavis naga, llamado así por el pueblo naga, que vive en las proximidades de las minas de ámbar de Myanmar.
Hay suficientes diferencias entre los huesos del cráneo de los dos fósiles como para que parezca que hubo al menos dos especies de Oculudentavis, proponen los investigadores, ambas representando alguna forma misteriosa de lagarto.
«Es un animal realmente extraño. No se parece a ningún otro lagarto que tengamos en la actualidad», dice el herpetólogo Juan Diego Daza, de la Universidad Estatal de Sam Houston. «Creemos que representa un grupo de escamosos que desconocíamos».
Pero hay dudas sobre si los Oculudentavis son de la familia de los lagartos
Expertos externos como Michael Caldwell, de la Universidad de Alberta, sugieren que Oculudentavis podría no ser un lagarto en absoluto, sino algo mucho más antiguo e inusual.
Los rasgos inusuales de estos dos lagartos son probablemente la razón por la que ha resultado tan difícil situarlos en el reino animal. Eso, y el hecho de que el cráneo original de Oculudentavis tenía el hocico ligeramente aplastado.
La reconstrucción de la forma original de estos fósiles fue un trabajo minucioso, pero finalmente se demostró que el hocico de Oculudentavis khaungraae había sido comprimido durante la fosilización. Sin esta compresión, se habría parecido al largo hocico del otro fósil de lagarto, Oculudentavis khaungraae, en lugar de un pico, dicen los investigadores.
«A pesar de presentar un cráneo abovedado y un hocico largo y afilado, no presenta caracteres físicos significativos que puedan servir para sostener una relación estrecha con las aves, y todos sus rasgos indican que se trata de un lagarto», dice Susan Evans, que estudia morfología de vertebrados y paleontología en el University College de Londres.
El ejemplar de Oculudentavis khaungraae estaba tan bien conservado que los científicos pudieron incluso distinguir algunas estructuras de tejido blando en la parte superior del hocico y debajo de la barbilla. Parecen ser colgajos sueltos de piel que el reptil podría haber inflado durante sus exhibiciones, algo habitual en otros lagartos. Con información de Live Science y CNN