Cuba ya no tendrá a ningún integrante de apellido Castro en el poder: el congreso del Partido Comunista, que comenzó este viernes 16 de abril, pondrá fin a más de seis décadas de gobierno de los hermanos Fidel y Raúl Castro, dando paso a una nueva generación.
Después de la muerte de Fidel en 2016, el retiro de Raúl, próximo a cumplir 90 años y relevado por Miguel Díaz-Canel, pasa una página histórica en la isla. La mayoría de sus habitantes no conocieron a otra familia dirigente que no fuera la de los conocidos revolucionarios.
«Raúl no va a estar al frente del Partido, pero cualquier problema Raúl está ahí, Raúl no se ha muerto», reflexiona Ramón Blande, militante comunista de 84 años, provisto de una mascarilla para protegerse del coronavirus.
Y ciertamente, subraya, Díaz-Canel es todavía «bastante joven», pero «se enfrenta a los problemas de verdad».
Varias centenas de delegados del partido único, procedentes de toda la isla, se reunirán por cuatro días en el Palacio de las Convenciones de La Habana, para debatir los temas medulares del país.
Este cónclave a puerta cerrada, que se inaugura 60 años después de que Fidel Castro proclamara el carácter socialista de la revolución, será transmitido al menos parcialmente por televisión.
La designación de Díaz-Canel como nuevo primer secretario, el cargo más importante en Cuba, podría tener lugar durante su sesión final, el lunes 19 de abril.
Mientras en las calles de La Habana, sin turistas debido a la pandemia, los cubanos parecen más preocupados por la escasez de alimentos, las largas filas frente a los supermercados y la espiral inflacionaria que desató la reciente unificación de las dos monedas que tenía el país.
«Tengo esperanza de que con el congreso esto mejore, porque los precios están muy altos, los salarios subieron (…), pero (…) en definitiva no alcanza (el dinero)», se lamenta María Martínez, jubilada de 68 años.
Para Norman McKay, analista de la Unidad de Inteligencia de The Economist, «la salida de (Raúl) Castro es un acontecimiento histórico no sólo porque marca el fin de una dinastía que ha durado más de 50 años, sino también porque se produce en medio de un período de importantes dificultades y perturbaciones económicas».
«Esto no significa necesariamente que vaya a haber un cambio brusco en el estilo del partido comunista», pero «internet va a facilitar una mayor demanda de responsabilidad y de libertades, planteando al gobierno desafíos que serán difíciles de ignorar para el Partido Comunista», agrega.
En los últimos meses, Cuba ha experimentado una inédita agitación social, impulsada por la llegada reciente del internet móvil, con manifestaciones de artistas, protestas de disidentes y movilizaciones de otros sectores de la sociedad civil como los defensores de los animales.
Las redes sociales también se han hecho eco del reclamo de jóvenes por más libertad política y de expresión.
«Está el relevo»
«Que Raúl Castro ceda la dirección del Partido Comunista en Cuba no es un cambio real», dijo el martes en Twitter el senador estadounidense de origen cubano, Marco Rubio. «Pero el cambio real ya está en marcha», anotó, refiriéndose a la actual agitación social. Con información de AFP