Desde hace seis días Ecuador está sumido en una grave crisis política y social. El anuncio de nuevas medidas económicas, que incluye la eliminación de los subsidios a la gasolina y al diésel, ha provocado una ola de protestas en todo el país sudamericano.
Las manifestaciones contra el gobierno del presidente Lenin Moreno ya han dejado un muerto, decenas de civiles heridos y casi 500 detenidos. Las clases han sido suspendidas en algunas regiones del país andino, y el transporte público ha estado detenido.
¿Cómo inició el problema?
El gobierno de Ecuador anunció el martes 1 de octubre una serie de nuevas medidas económicas para aliviar el déficit fiscal y el endeudamiento del país. La medida más polémica fue la eliminación de los subsidios del gobierno a combustibles como la gasolina y el diésel. Estos habían estado vigentes desde hace más de cuarenta años.
Y es que el subsidio al diesel y la gasolina extra le cuesta al Gobierno de Ecuador más de 1,300 millones de dólares al año, según el presidente Lenin Moreno. Otro de los ajustes anunciados es una contribución especial a las empresas con ingresos de más de diez millones de dólares al año, medida con la que el gobierno pretende recaudar 300 millones de dólares.
Este anuncio se dio a conocer en momento en que Ecuador espera la aprobación de un nuevo desembolso del Fondo Monetario Internacional (FMI) dentro de un acuerdo por 4,209 millones de dólares alcanzado en febrero. Hasta ahora, han sido entregados 900 millones de dólares.
Después del anuncio de la eliminación del subsidio, movimientos sociales a indígenas anunciaron un paro progresivo en todo Ecuador. «Rechazamos con frontalidad todo el paquetazo económico anunciado por el presidente Lenín Moreno porque sabemos que se están cumpliendo los grandes intereses del FMI y de los poderes económicos del país», dijo Jaime Vargas, presidente de los movimientos indígenas de Ecuador.
El presidente Moreno calificó de «golpistas» a los transportistas en huelga y los acusó de querer desestabilizar a su gobierno y decretó estado de excepción por 60 días para «evitar el caos».
Sin embargo, en Quito, los manifestantes han seguido en las calles en un abierto desafío al Ejecutivo, que quedó facultado para emplear la fuerza armada en el control del orden público, restringir el derecho a la movilización o imponer la censura previa a los medios.
«¡Que se vaya el viejo (Moreno)! Si ahora sube la gasolina mañana será el gas (que mantiene el subsidio) que usamos todos. Eso no podemos permitir», dijo a la AFP Luz Aguirre, una desempleada de 47 años.
Las protestas se tornaron violentas. Con gases lacrimógenos y a la fuerza, la policía dispersó a grupos que reclamaban cerca de la sede del gobierno. Una veintena de periodistas, camarógrafos y fotógrafos fueron agredidos durante la cobertura de las manifestaciones, según la ONG Fundamedios y la crisis sigue creciendo en Ecuador.