Brasil cumplió este fin de semana diez meses desde su primer caso de coronavirus y las condiciones en ese país no son nada positivas ya que la pandemia vuelve a acelerarse en un país que ya registra 190,795 decesos por Covid.
Desde la confirmación del primer caso de COVID-19, el 26 de febrero, el gigante suramericano contabiliza además unos 7,5 millones de infectados. Los 190, 795 muertos en Brasil sitúan a la nación sudamericana como la segunda del mundo en número de fallecidos por el virus, solo detrás de Estados Unidos, y la tercera con más casos, después de EE.UU. e India.
En las últimas semanas, el número de muertos diarios en Brasil llegó en varias ocasiones al millar, lo que sólo había ocurrido entre junio y agosto, y obligó a varios estados y municipios a endurecer las restricciones, incluso adoptando el confinamiento masivo.
Las principales ciudades: Sao Paulo, Río de Janeiro, Salvador, Fortaleza, Recife y Natal, cancelaron sus tradicionales fiestas para recibir el Año Nuevo y, en un gesto de respeto hacia las víctimas, decidieron echar atrás también en las celebraciones virtuales que tenían previstas para aplicar una estricta cuarentena.
El gobierno del presidente Jair Bolsonaro determinó esta semana la suspensión de vuelos procedentes del Reino Unido y, además, pasará a exigir a partir del próximo día 30 una prueba RT-PCR negativa de todos los pasajeros de viajes internacionales que desembarquen en los aeropuertos brasileños.
Bolsonaro ha sido criticado todo el año por su escepticismo sobre la pandemia, a la que llegó a tildar en el inicio de «gripecita», y ahora es blanco de reproches por el plan de vacunación del Ejecutivo, considerado poco concreto. Con información de DW.