La variante Ómicron del COVID-19 parece producir una enfermedad menos grave que la mutación Delta, pero no debe clasificarse como “leve”, expuso el jefe de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Tedros Adhanom Ghebreyesus, también repitió su llamado a una mayor equidad global en la distribución y acceso a las vacunas contra el coronavirus.
Advirtió que, según la tasa actual de inmunización, 109 países no alcanzarán el objetivo de la OMS de que el 70% de la población mundial esté completamente vacunada para julio. Otra variante, bautizada como IHU y registrada por primera vez en septiembre de 2021, se encuentra entre las que está siendo monitorizada pero no está circulando ampliamente, dijo la líder técnica de la OMS sobre COVID-19, Maria van Kerkhove.
Hay dos categorías que la OMS usa para rastrear cepas: “variante de preocupación”, que incluye a Delta y Ómicron, y “variante de interés”. En la misma sesión informativa desde Ginebra, el asesor de la OMS, Bruce Aylward, dijo que 36 países ni siquiera habían alcanzado el 10% de cobertura de vacunación en su población, agregó que entre los pacientes graves en todo el mundo, el 80% no estaban vacunados.
Cada vez hay más pruebas de que la variante Ómicron afecta al tracto respiratorio superior y provoca síntomas más leves que las variantes anteriores, resultando en un “desacoplamiento” en algunos lugares entre el aumento de casos y las bajas tasas de mortalidad, dijo un funcionario de la OMS.
“Estamos viendo más y más estudios que señalan que Ómicron está infectando la parte superior del cuerpo. A diferencia de las otras (variantes), que afectan a los pulmones y podrían causar una neumonía grave”, dijo esta semana el responsable de incidentes de la OMS, Abdi Mahamud.
No obstante, aunque el número de casos está tocando máximos históricos, las tasas de hospitalización y muerte son por lo general más bajas que en otras fases de la pandemia.