El cometa 2I/Borisov ingresó a nuestro sistema solar llegando desde el espacio interestelar, desde un origen hasta ahora desconocido; en la búsqueda por descubrir dónde se formó este objeto espacial, astrónomos de la NASA al investigarlo se llevaron una sorpresa al hallar en él una inusual composición química, predominantemente de monóxido de carbono (CO), un gas que es altamente tóxico para los seres humano, así lo revelan dos nuevas investigaciones publicadas en Nature Astronomy.
Los científicos planetarios Martin Cordiner y Stefanie Milam del Centro de vuelo espacial Goddard de la NASA, quienes dirigen la investigación, descubrieron que el 2I/Borisov -que pasará relativamente cerca de la Tierra- contenía más monóxido de carbono del que se hubiera encontrado en cualquier otro cometa que se encontrara a menos de 300 millones de kilómetros del Sol.
En un comunicado, Milam explicó: «El cometa debe haberse formado a partir de material muy abundante en hielo de monóxido de carbono, que sólo está presente a las temperaturas más bajas que se encuentran en el espacio, por debajo de los -250 grados Celsius”. Esto podría significar que el cometa se originó en una zona externa, extremadamente fría, ubicada en algún sistema planetario distante.
Aún se desconoce el tipo de estrella del cual pudiera proceder el 2I/Borisov, pero la hipótesis que tiene más fuerza es la de que proviene de una región fría en un disco protoplanetario de polvo y gas en rotación alrededor de una estrella joven, en la cual debe haber planetas en formación. «Muchos de estos discos se extienden mucho más allá de la región donde se cree que se formaron nuestros propios cometas, y contienen grandes cantidades de gas y polvo extremadamente frío. Es posible que 2I/Borisov viniera de uno de estos grandes discos», concluyó Cordiner.
El cometa 2I/Borisov, que el año pasado ingresó a nuestro Sistema Solar, posiblemente nunca podrá salir de él, ya que se han detectado llamaradas en el objeto celeste, asociadas con explosiones en su núcleo.