Un intento de restaurar una copia de «La Inmaculada Concepción de Los Venerables» del artista barroco Bartolomé Esteban Murillo ha convertido a su beatífica Virgen María en un bulto deforme con labios rojos.
Inmediatamente surgieron las comparaciones con el fracaso viral de la restauración «Bestia Jesús» de 2012, que también resultó bastante desafortunada y la de una anciana que quiso restaurar la obra Ecce Homo de Borja.
Ahora, en este último intento de un restaurador aficionado está impulsando a los expertos en España a pedir regulaciones más estrictas para realizar este tipo de trabajos.
El propietario anónimo de la obra estropeada de Murillo pagó mil 200 euros para que un restaurador de muebles la limpiara, y se indignó con el resultado, ya que la obra quedó totalmente desfigurada.
María Borja, vicepresidenta del capítulo de Valencia de la Asociación Profesional de Restauradores Conservadores de España, dijo que, aunque algunos de estos incidentes han llamado la atención debido a las redes sociales, «hay una multitud de situaciones en las que las obras han sido intervenidas por personas sin entrenamiento creando cambios irreversibles en ellas».
Aunque los objetivos fundamentales de la organización incluyen un lenguaje que aboga por la preservación del patrimonio cultural, como las pinturas, no existe una especificación para que se encargue un restaurador de conservación profesional.
El ex presidente de la asociación, Fernando Carrera, señaló: “¿Te imaginas que a cualquiera se le permita operar personas sin haber estudiado medicina? ¿O a alguien a quien se le permite vender medicamentos sin la licencia de un farmacéutico? Carrera agregó, señalando que si bien entiende que los restauradores no son tan críticos para la sociedad como los médicos, «debemos centrar la atención de la sociedad en esto, que es nuestra historia».