En un laboratorio de la Universidad Médica de Hebei en China, científicos han creado un virus mutante basado en partes del temido virus del Ébola, desatando preocupaciones sobre posibles riesgos para la salud pública. Este nuevo virus, probado en hámsters, resultó mortal, causando graves complicaciones, especialmente en los ojos, y llevando a la muerte a los roedores en un corto período de tiempo.
El virus mutante del Ébola desarrollado por los científicos chinos se originó a partir de una enfermedad contagiosa presente en el ganado, a la que se le añadió una proteína específica que facilita su infectividad en células humanas. Esta manipulación genética permite que el virus se propague por todo el cuerpo humano una vez que infecta a un individuo.
¿Qué consecuencias tuvo en los hámsters?
Los hámsters inoculados con el virus mutante experimentaron síntomas alarmantes. Entre ellos, se observaron secreciones oculares, deterioro de la visión y la formación de costras en la superficie de los ojos estas complicaciones llevaron a la muerte a los roedores en un lapso de dos a tres días después de la inyección letal.
Dada la reciente especulación sobre el origen del COVID-19 en un laboratorio y la incertidumbre que rodea a este nuevo virus mutante del Ébola, surgen preocupaciones legítimas sobre la posibilidad de que escape al ambiente exterior y desencadene una nueva pandemia. Sin embargo, también existe la posibilidad de que estos roedores infectados se conviertan en un modelo valioso para el estudio de la propagación del virus y el desarrollo de tratamientos efectivos.
Es fundamental destacar que el nuevo virus mutante debe manejarse con extrema precaución en laboratorios de Nivel de Bioseguridad 4 (BSL-4) para minimizar cualquier riesgo de propagación accidental. Estas instalaciones están diseñadas específicamente para trabajar con agentes infecciosos extremadamente peligrosos y garantizar la máxima seguridad tanto para los investigadores como para el público en general.
A medida que los científicos continúan explorando nuevas formas de combatir enfermedades infecciosas, es crucial que se realicen investigaciones éticas y se mantenga una estrecha vigilancia sobre cualquier desarrollo que pueda representar una amenaza para la salud pública. La prevención, la preparación y la colaboración internacional son clave para mitigar los riesgos asociados con la experimentación genética y garantizar la seguridad de la población mundial.