El Gobierno de China ha rechazado la subida de aranceles anunciada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y dio a conocer que «habrá represalias» para «defender sus intereses», aunque no especificó en que consistirán. «Rechazamos esta medida que rompe con el compromiso alcanzado por los líderes de ambos países en la pasada cumbre del G20 celebrada en Osaka. Si Estados Unidos pone en marcha estos aranceles, China tendrá que tomar las medidas necesarias para salvaguardar sus intereses legítimos. Estados Unidos tendrá que asumir las consecuencias», dijo el Ministerio de Comercio en un comunicado.
En ese sentido el portavoz del Ministerio de Exteriores chino Hua Chunying acusó a Estados Unidos de «chantajear» e «intimidar» con esta medida, a lo que añadió que «China no negociará bajo presiones» y que es necesario «respeto mutuo» para que las negociaciones vayan a buen puerto. «Pedimos a Estados Unidos que sea responsable. Es momento de que muestren sinceridad, que demuestren que son un socio confiable», añadió.
Trump anunció tan solo un día después de que concluyera sin acuerdo una nueva ronda de conversaciones bilateral, la imposición de nuevos aranceles del 10 % sobre importaciones chinas valoradas en 300,000 millones de dólares a partir del próximo 1 de septiembre. Ambas partes habían acordado continuar con las negociaciones en septiembre.
La prensa oficial china reaccionó con dureza a la subida arancelaria asegurando que la Administración Trump «sigue repitiendo su táctica de acoso para presionar a China, lo que muestra que es él quien está ansioso por cerrar un acuerdo», de acuerdo con expertos consultados por el diario Global Times.
El rotativo habla de «sorpresa», lo que podría indicar que Pekín no contaba con la reacción del mandatario estadounidense, y los expertos a los que consulta opinan que la delegación china maneja sus propios tiempos, y que no puede trabajar «de la manera que quiera Estados Unidos».
La desconfianza parece haberse apoderado de ambas partes: Trump denunciaba que «China se había comprometido a comprar productos agrícolas de Estados Unidos en grandes cantidades, pero no lo hizo», mientras Pekín asegura que «millones de toneladas de soya han partido de Estados Unidos a China desde el 19 de julio», y que firmas chinas han retomado también las compras de algodón, cerdo y sorgo.