Gran parte de California no puede absorber ni una gota más de lluvia. Sin embargo, el estado está siendo golpeado de nuevo con lluvias torrenciales y vientos feroces, que están causando cortes de energía y haciendo que las condiciones de viaje sean traicioneras.En realidad, California ya ha sufrido inundaciones gigantescas. Ha habido episodios de lluvias prolongadas a intensas el siglo pasado, pero la referencia histórica que han tomado los científicos es la de la gran inundación de finales de 1861 y comienzos de 1862.
Otro diluvio cayó el sábado 14 de enero sobre el estado de California, en el oeste de Estados Unidos, provocando grandes inundaciones, luego de tres semanas de precipitaciones sin precedentes que causaron al menos 19 muertos. Una impresionante ola de lluvia -y nieve en las zonas de montañas- arrasó este sábado muchas zonas del estado más poblado del país, cuyos suelos ya encharcados están llegando al punto de saturación.
Se espera que otro sistema de baja presión llegue desde el océano Pacífico este mismo sábado, bañando la costa, los valles y luego las montañas de California, advirtió el Servicio Meteorológico estadounidense (NWS). Las autoridades informaron de daños en las líneas eléctricas así como de una serie de caminos y campos inundados. Más de 50 mil hogares estaban sin electricidad hacia el mediodía.
En la región de Salinas, una ciudad de 160 mil habitantes al sur de San Francisco, donde el río homónimo se desbordó, la inundación afectó los rincones agrícolas del valle pero no golpeó a las zonas urbanas, constató la mañana de este sábado un periodista de la AFP. Bajo un cielo plomizo y lluvias intermitentes, el curso de agua se salió de su cauce en algunos lugares, inundando cientos de metros de campos.
En una de las zonas, dos tractores armados con equipos de bombeo devolvían hacia el río el agua estancada acumulada por las lluvias de los últimos días, para evitar que el suelo se anegara por completo. «La región ha sido fuertemente golpeada por la sequía en los últimos años», dijo a la AFP Manuel Paris, trabajador agrícola de 58 años, asombrado por el río que fluye a toda velocidad. «Ha pasado mucho tiempo, ya no estamos acostumbrados a ver tanta lluvia». Una serie de tormentas ha azotado a California en las últimas semanas. Las breves interrupciones apenas dan tiempo a las autoridades para limpiar los escombros o restablecer la electricidad. Según los meteorólogos, la oleada de clima extremo no ha terminado.
Prevén nuevas olas de precipitaciones extremas
Se espera que lunes feriado en Estados Unidos regrese un nuevo «río atmosférico», es decir una franja de humedad que transporta grandes cantidades de agua de los trópicos. El Servicio Nacional Meteorológico (NWA) advierte que traerá «nuevas olas de precipitaciones extremas». En la montaña, este fenómeno se traduce en fuertes nevadas, con más de un metro previsto durante el fin de semana en Sierra Nevada, por lo que las autoridades advierten sobre el riesgo de aludes y desaconsejan cualquier desplazamiento.
Imágenes difundidas por las autoridades de una importante autopista en la región del lago Tahoe muestran decenas de automóviles detenidos en medio de una tormenta de nieve el sábado por la mañana. Al menos 19 personas han muerto desde el inicio de esta serie de eventos climáticos. Se han encontrado conductores atrapados en sus vehículos por las olas, personas lastimadas tras la caída de árboles, una pareja murió por un deslizamiento de tierra y cuerpos han sido arrastrados por las inundaciones.
California está acostumbrada al clima extremo, y las tormentas de invierno son habituales. Pero los científicos dicen que el cambio climático, potenciado por la quema de combustibles fósiles por parte del ser humano, está haciendo que estos eventos sean más feroces. Si bien está causando desastres a corto plazo, la lluvia es muy necesaria en el oeste de Estados Unidos, donde más de dos décadas de sequía han impuesto restricciones sin precedentes en el uso del agua.
Sin embargo, los expertos advierten que incluso los aguaceros monstruosos que han azotado la región este mes no van a revertir más de 20 años de precipitaciones por debajo del promedio. El lago Shasta, el embalse más grande del estado, todavía estaba en solo dos tercios de su promedio histórico a principios de enero, según datos del departamento de recursos hídricos.