Banco Santander ha anunciado desde España su intención de cerrar 1,150 oficinas y despedir a 3,700 empleados, dentro del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) planteado por la entidad tras la integración con el Banco Popular.
El proceso afectará principalmente a la red comercial, a sus estructuras de apoyo y también a los servicios centrales, con objeto de «racionalizar solapamientos, redundancias y duplicidades», una vez finalizada la integración tecnológica entre los dos bancos, según explica un comunicado.
Además explica que ha quedado constituida la comisión representativa a la que obliga el Estatuto de los Trabajadores, en la que este sindicato contará con 5 miembros. Las negociaciones entre el banco y los sindicatos comenzaron desde el pasado 6 de mayo.
Tras la presentación de sus resultados correspondientes al primer trimestre del año, en el que las ganancias se redujeron un 10% respecto al mismo período del año anterior, el consejero delegado, José Antonio Álvarez, aseguró que la entidad tiene «el mejor ánimo para que el proceso dure el menor tiempo posible”.
Al término de la primera reunión con los sindicatos, el banco manifestó su disposición a realizar los ajustes de forma “no traumática”, es decir, con bajas incentivadas y prejubilaciones.