El informe de la Red Mundial de Vigilancia de los Arrecifes de Coral (GCRMN, por sus siglas en inglés) es el más extenso sobre el estado de la salud mundial de los arrecifes de coral constituye el resumen más detallado hasta la fecha del impacto de las temperaturas elevadas en los arrecifes del mundo, entre ellos los de América Latina y El Caribe.
Los arrecifes de coral tan solo cubren el 0,2 por ciento del fondo del océano, no obstante, albergan al menos una cuarta parte de todas las especies marinas. El informe ‘Estado de los arrecifes de coral del mundo: 2020’, alerta de la pérdida de aproximadamente el 14 por ciento del coral del mundo desde 2009, lo que equivale a unos 11.700 kilómetros cuadrados de coral, más que todo el coral vivo de Australia.
“Según los primeros resultados de este trabajo, las Antillas menores parecen experimentar la mayor degradación”, explicó Sandrine Pivard, jefa del Centro de Actividad Regional (CAR) para el Protocolo de Áreas Protegidas y la Vida Silvestre (Protocolo SPAW).
Basado en datos de los últimos 40 años, tomados en 12.000 sitios de 73 países y recopilados por más de 300 científicos a través de 2 millones de observaciones individuales, se trata del análisis más extenso de la salud mundial de las 10 regiones con arrecifes de coral en todo el mundo.
“Bonaire, Barbados, Curaçao, Jamaica, Puerto Rico, St. Croix y St. John son los países que más han presentado disminución en el porcentaje de cobertura de corales”, agregó, Gladys Martínez, abogada senior del programa marino de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA).
Igualmente, el Arrecife Mesoamericano, el segundo más grande del mundo después de la Gran Barrera de Coral de Australia y que se extiende entre México, Belice, Guatemala y Honduras, también ha sufrido pérdidas. “Los eventos climáticos que han ido cambiando su forma cíclica desde 1970 ha incrementado el deterioro de la cobertura del Arrecife Mesoamericano de un 65 por ciento a un 12 por ciento de su cobertura coralina”, dijo Oscar Torres, de la Dirección General de Biodiversidad de Honduras.
“Los arrecifes de coral son el ecosistema marino más productivo del planeta, albergan casi el 25 por ciento de la biodiversidad marina, proveen múltiples servicios ecosistémicos de alto valor económico, los cuales son clave para industrias como la alimentaria y turística en la región”, dice la experta Gladys Martínez.
Un enemigo invisible
Según el informe, la disminución a más largo plazo observada durante la última década coincidió con un aumento persistente de la temperatura. “Los arrecifes de coral del mundo fueron probablemente el primer ecosistema en mostrar daños importantes por el cambio climático”, consideró Pivard.
El reporte muestra que el principal factor de pérdida de coral son los fenómenos de decoloración del coral, es decir, los llamados los eventos de blanqueamiento de coral. “Los eventos de blanqueamiento están directamente relacionados con la acidificación oceánica, la cual es causada por la acumulación de carbono en el agua marina”, recordó Martínez.
En este sentido, el informe destaca el primer evento de blanqueamiento masivo que se produjo en 1998 y que se estima mató 8 por ciento de los corales del mundo, equivalentes a unos 6.500 kilómetros cuadrados de coral. Este suceso tuvo un mayor impacto en el Caribe, el Océano Índico y Japón.
”Al menos tres grandes perturbaciones ecológicas han tenido un fuerte impacto negativo en los arrecifes de coral del Gran Caribe durante las últimas cinco décadas”, lamentó Pivard.
Igualmente apunta que estos episodios de blanqueamiento masivo de corales son cada vez más frecuentes. “Los eventos puntuales entre 2009 y 2018 causaron la pérdida del 14 por ciento de la cobertura global de corales”, recordó Martínez.
En el caso del Arrecife Mesoamericano, “el índice de severidad del blanqueamiento ha ido en incremento desde el 2015, con un 36 por ciento, en 2018 se incrementó a 50 por ciento, esto indica que la frecuencia y gravedad aumentará exponencialmente anualmente y, en menos de 30 años, la temperatura se incrementará no solo en un grado, sino hasta dos y posiblemente tres”, lamentó el biólogo hondureño.
Por este motivo, Pivard alertó de que “los arrecifes sufrirán un colapso catastrófico a causa del cambio climático en las próximas décadas, a menos que se produzcan reducciones importantes e inmediatas de las emisiones de gases de efecto invernadero”.
El largo camino a la recuperación
El informe también destacó que se observó cierta mejora en 2019, con arrecifes de coral que recuperaron el 2 por ciento de su cobertura. “Un ejemplo de la recuperación de superficie luego de eventos de mortalidad se dio en la Isla del Coco (Costa Rica), donde en 1987, luego de un fuerte fenómeno del Niño, se llegó a tener una cobertura de coral vivo de apenas el 4 por ciento. Sin embargo, se llegó a encontrar en el 2014 una cobertura de más del 14 por ciento, lo que indica una recuperación significativa”, recalcó Martínez, recordando la creación de fondos y estrategias de financiación para la conservación de estos ecosistemas, así como la inclusión de los arrecifes de coral en la agenda política.
Además del cambio climático, los arrecifes de coral de todo el mundo también deben enfrentar la sobrepesca, el desarrollo costero insostenible y la disminución de la calidad del agua.
“Al nivel del Caribe, los países contratantes del Protocolo SPAW protegen estrictamente cuatro especies de coral desde su inclusión en el Apéndice II del dicho Protocolo”, recordó Pivard, recalcando que “las economías caribeñas dependen en gran medida de los arrecifes de coral para la alimentación, el ocio y el turismo”.
Debido a su importancia, pero también a su fragilidad, el informe proporciona una serie de recomendaciones, entre las que destaca la recuperación de las poblaciones de peces herbívoros para alimentarse de las algas de los arrecifes. “El objetivo es restablecer unas condiciones más favorables para la regeneración natural de estos ecosistemas excepcionales”, apuntó Pivard.
Asimismo, Martínez apuntó a “la creación de áreas marinas protegidas para su conservación, un ordenamiento pesquero con un enfoque sostenible y la disminución de los impactos por actividades humanas a través de la aplicación correcta de evaluaciones de impacto ambiental” como otras medidas a llevar a cabo para la protección de estos ecosistemas”. Fuente DW