En Argelia, tras una violenta sesión de exorcismo que en el Islam le llaman «roqya o ruqya», una niña de diez años falleció, en un acto que ha generado conmoción en el país, desde el arresto del «curandero» o raqui. La detención del hombre fue anunciada por la fiscalía de Guelma (500 km al este de Argel) tras el fallecimiento de la niña que sufrió malos tratos durante una roqya a la que fue sometida en su casa. No se proporcionó información sobre las razones por las que la menor había sido sometida a esa sesión de exorcismo el día anterior.
Según la declaración de la fiscalía, reproducida por los medios de comunicación, la niña falleció al llegar al servicio de urgencias del hospital de Guelma, en el que se constataron «señales de golpes y quemaduras en su cuerpo».
La fiscalía ha ordenado que se le practique la autopsia y se lleve a cabo una investigación de lo sucedido. Los exorcistas son a menudo llamados para curar a los enfermos, «expulsar al demonio», protegerse del mal de ojo o bien para ayudar a las esposas estériles; si bien el islam permite el exorcismo, considerándolo legal porque se hace con la palabra de Dios -a través de la recitación del Corán-, muchos denuncian que esta práctica es, frecuentemente, obra de personas sin escrúpulos que abusan de la angustia de los enfermos, especialmente de los que padecen enfermedades mentales y espirituales.
En las redes sociales, muchos usuarios de Internet expresaron su cólera por la muerte de la niña durante lo que algunos de ellos han definido como una «sesión de tortura» a manos de un «verdugo» de 28 años.