Una nueva ordenanza aprobada en Puerto Deseado, Argentina permitiría eutanasiar perros como método de control poblacional. La nueva ley municipal lleva las firmas de Juan Raúl Martínez -presidente del Concejo Deliberante de Puerto Deseado- y de Constanza Patek Cittanti -secretaria general del organismo-, y asegura: «La problemática de perros sueltos en la vía pública se ha vuelto una situación crítica imprescindible a solucionar; apelando a la conciencia de la tenencia responsable de los mismos como así el abordaje y regulación de perros domésticos».

Además, entre sus considerandos determina que «es función del Estado solucionar el problema de la proliferación de perros domésticos que conlleva a situaciones de riesgo para la población por mordeduras y contagio de enfermedades zoonóticas”

La ordenanza de trece páginas también se refiere a los perros que «impiden la libre circulación», a los que por buscar alimentos en las calles «provocan roturas de bolsas de residuos generando contaminación ambiental» y sostiene como una necesidad «regular la tenencia de perros potencialmente peligroso» como método preventivo.

Respecto al abandono de perros, consecuencia que esta norma podría acrecentar, dice: «Alimenta la conformación de jaurías de cimarrones o asilvestrados» que atacan al «ganado» generando «perjuicio económico”.

Lo que más asusta de este texto es la implementación de chips, la distinción entre perro callejero, cimarrón, domésticos, vagabundo y abandonado; y un extraño concepto que trataría como sinónimos al sacrificio y la eutanasia.

«La ordenanza empieza hablando de la tenencia responsable y hace una  fundamentación que más bien es una especie de demonización de los animales, tomados como fuente de todos los peligros y enfermedades. En ningún lugar habla de la ausencia del Estado», sentenció Graciela Fayt, abogada animalista.

En ese tono señaló: «(Esta ordenanza) culpabiliza a la gente deslindando toda responsabilidad del Estado. Cuando dice que ‘el abandono de perros alimenta la conformación de jaurías cimarrones o asilvestrados…’ debería decir que la falta de control de la sobrepoblación es lo que ha creado las jaurías y el descontrol en la reproducción, pero sin embargo se habla del abandono de los animales culpando a la gente”, apuntó.

Por Jorge A. Leyva

Periodista. Licenciado en Comunicación. Columnista en Agenda Setting Diario. Comentarista de política en radio. Journalist. Fan del Café Necesario Marketing Político y Social Media Publicidad: [email protected]