El político Olaf Scholz, de los socialdemócratas (SPD), se adelantó a los conservadores de la canciller Angela Merkel en unas elecciones alemanas sin precedentes que aún deben decidir quién liderará la mayor economía de Europa.
El SPD de Scholz, el favorito en las últimas semanas de la campaña, obtuvo el 25.7 por ciento de los votos el domingo 26 de septiembre, mientras que los demócratas cristianos bajo Armin Laschet obtuvieron el 24.1 por ciento, según los resultados provisionales del recuento federal oficial. Ambos aseguraron que apuntan a encabezar el próximo gobierno del país.
Ante los aplausos de sus seguidores en la sede del partido, el líder del SPD dijo que está claro que los votantes lo quieren como canciller, pero aún enfrenta meses de negociación e incertidumbre antes de que pueda hacerlo realidad. Laschet desafiante insistió en que él también intentará formar una coalición, aunque su partido ha sufrido el peor resultado de su historia al caer por debajo del 30 por ciento.
El panorama político fragmentado significa que se necesitarían tres partidos para asegurar una mayoría en el parlamento alemán por primera vez en décadas.
Los Verdes, que son el socio favorito del SPD, quedaron en tercer lugar con un 14.8 por ciento, su mejor resultado hasta la fecha. Es probable que el partido juegue un papel decisivo junto con los Demócratas Libres, que obtuvieron el 11.5 por ciento. La izquierda anticapitalista se desplomó casi a la mitad hasta el 4.9 por ciento y la alternativa de extrema derecha para Alemania cayó hasta el 10.3 por ciento. Ambos parecen dispuestos a seguir siendo partidos de oposición.
Un nuevo gobierno deberá abordar los problemas que Merkel dejó atrás, incluida la infraestructura obsoleta y la falta de inversión en tecnologías digitales. El problema más urgente es desviar su industria automotriz y su sistema energético de los combustibles fósiles sin desestabilizar la economía.