En Yucatán fue descubierto un palacio de más de mil años de antigüedad que habría sido usado por la élite maya en zona arqueológica Kulubá, informó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Los vestigios materiales de la voluminosa construcción abarcan 55 metros de largo por 15 de ancho y seis de altura y apuntan a dos fases de ocupación: entre 600-900 después de Cristo (d.C) y 850-1050 d.C, explicó el Instituto en un comunicado.
El palacio fue descubierto al oriente de la plaza principal del llamado “Grupo C” del asentamiento, mediante la liberación del basamento, las escalinatas y una crujía con pilastras.
“Estos trabajos son iniciales, apenas estamos rescatando una de las estructuras más voluminosas del sitio”, sostuvo el arqueólogo Alfredo Barrera Rubio, quien destacó que actualmente trabajan en la localización de muros y las escaleras del palacio, del que suponen tiene seis cámaras
«En el Clásico Terminal Chichén Itzá, al volverse una metrópoli destacada en el actual Yucatán, extendió su influencia sobre sitios como Kulubá», explicó el arqueólogo Alfredo Barrera. Junto con este palacio, los expertos exploraron otras cuatro estructuras en la plaza del llamado Grupo C arquitectónico: un altar, dos vestigios de espacios de uso habitacional y una construcción redonda que, se cree, era un horno.
Kulubá es una zona arqueológica situada a 35 kilómetros del municipio de Tizmín que se mantiene en estudio y recuperación. «A lo largo del siglo XX, Tizimín cedió la mayor parte de su terreno selvático al uso agrícola y ganadero. Esto hace que los expertos que hoy devuelven su esplendor a los edificios mayas no solo convivan con monos araña y otras especies de flora y fauna, sino que también prioricen que la zona arqueológica se distinga por su equilibrio natural y cultural», dijo el INAH.
“Todas estas acciones exploratorias y de conservación son el inicio de los trabajos que el INAH realiza para recuperar, investigar y difundir entre el público la herencia cultural y natural de Kulubá, un lugar que aumenta su atractivo patrimonial y de sostenibilidad regional», concluyó el INAH.