Un estudio realizado por especialistas de la Universidad de la República de Corea reveló que los perros podrían ser portadores de una nueva mutación del virus de la influenza, por lo que habría que prestar especial atención.
El doctor Daesub Song, líder de la investigación mencionó que los canes podrían desarrollar una fuente de nuevas cepas de influenza debido a que el origen del virus proviene de especies animales, por lo que el virus tiene mejor adaptación a los animales que a los humanos.
En el 2000, el virus de la influenza cambió de huésped cuando la cepa de influenza H3N2, pasó de las aves a los perros convirtiéndose en el virus de la influenza canina (CIV H3N2).
La investigación de doctor reveló que este CIV H3N2 podría combinarse con la cepa H1N1 y generar un nuevo virus que sería denominado CIVmv.
En este sentido mencionó que al ser un nuevo virus, las personas no tendrían defensas ante él y si el virus pudiera transmitirse y propagarse a los humanos a partir de animales de compañía, lo cual resultaría potencialmente mortal al propagarse por la población con extrema rapidez.
Primero se originó en los caballos
Los virus de influenza canina H3N8 se originaron en caballos, fueron detectados hace más de 40 años y se contagiaron a los perros, debido a que ambas especies conviven en medios cercanos, sobre todo en granjas.
Los primeros casos en perros se detectaron en el 2004 en Estados Unidos, cuando se reportó una enfermedad respiratoria desconocida, tras estudios se determinó que se trataba de la influenza equina AH3N8.
Científicos creen que este virus pasó de una especie a otra y ahora se adaptó para provocar enfermedades en perros y diseminarse entre ellos, especialmente entre los que están alojados en perreras y refugios.
Estos son los síntomas
Los síntomas de esta enfermedad en perros son: tos, secreción nasal en exceso, fiebre, letargo, secreción ocular y falta de apetito, aunque no todos los perros enfermos presentan estos.
Esta enfermedad, considerada grave para los perritos puede causarles la muerte, sobre todo a los asintomáticos, pues puede derivar en neumonía, que en caso de no tratarse tienen un desenlace fatal.
La mayoría de los perros se recupera dentro de 2 o 3 semanas. Sin embargo, algunos pueden desarrollar infecciones bacterianas secundarias que pueden provocar enfermedades más graves como neumonía.