Nadie se sorprendió de que el auditorio Juan Rulfo de la Feria Internacional del Libro estuviera lleno, por eso hubo personas que esperaron minutos antes junto a la puerta para alcanzar lugar. Adultos, niños y jóvenes fueron convocados por la presencia de la actriz Yalitza Aparicio, quien desde que su participación en Roma (Alfonso Cuarón, 2018) se hizo famosa.
Además, de ser embajadora de buena voluntad para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (Unesco) desde 2019. En esta ocasión, Aparicio fue parte de la lectura en voz alta de una edición bilingüe del libro Lo que nos hace humanos, del escritor brasileño Victor D.O. Santos, que se convierte en la primera traducción a una lengua indígena mexicana, el hñähñu (otomí).
Andrés Morales, representante de la Unesco en México, explicó que “hay más de 7,100 lenguas originarias en el mundo, y la mitad está riesgo de desaparecer”, y cuando esto sucede, se pierde una cosmovisión, la identidad de la cultura que se comunicaba con ella. Es por esto que en 2022, la Organización de las Naciones Unidas declaró el Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas, que concluirá en 2032, y que incluye diferentes esfuerzos para divulgar, proteger y dignificar a los lenguajes y sus variantes lingüísticas en el mundo, como la lectura de este libro.
La idea de Lo que nos hace humanos, ilustrado por Anna Forlati, surgió cuando el autor tuvo que enfrentarse a una pregunta que le hicieron sus hijos pequeños: ¿qué es el lenguaje? Buscando una respuesta que fuera sencilla de entender, Santos fue explorando esas maneras en que las palabras nos dan la posibilidad de crear conexiones con el entorno y la gente que nos rodea.
Para la lectura en voz alta se convocó también a los traductores que hicieron posible esta edición: el maestro Aurelio Núñez y el doctor Ewald Hekking, quienes se sumaron a Yalitza para acompañar las palabras en español y en hñähñu. La gente comenzó a grabar videos con sus celulares y un niño muy curioso, que llevaba un capibara miniatura de peluche abrazado a su muñeca, se ponía de pie para ver mejor a Hekking en sus intervenciones, pues se encargó de la versión en lengua originaria.
En la charla que siguió, Aparicio, Núñez y Hekking mencionaron la importancia de que el público apoye iniciativas como esta, pero también en otras industrias culturales, para que las películas, los libros, las obras de teatro, los espectáculos y otras expresiones reciban los recursos que les ayudan a seguirse produciendo. Desde su experiencia como docente, Yalitza compartió que este libro es una gran herramienta didáctica, y ahora cuenta con una traducción a lengua originaria que puede ser un buen recurso para que los niños que han sentido que deben avergonzarse de su origen comprueben que tienen muchas razones para estar orgullosos.
“En el país hay 68 lenguas indígenas y 364 variantes lingüísticas”, dijo Núñez, y el hñähñu es una de ellas de las comunidades de Querétaro. Por desgracia, “todas están en peligro de desaparecer, incluso el maya y el náhuatl”, y se sigue pensando que son menos valiosos que el español, que carecen de gramática o que no se escriben. Por eso no se toman en cuenta para los planes de estudio, aunque se desarrollen para escuelas a donde acuden infancias de comunidades originarias, y no se transmiten ni siquiera de padres a hijos, para evitar prejuicios con los que los adultos ya tuvieron que enfrentarse.
Ewald Hekking, lingüista de Países Bajos, compartió que su experiencia contrasta mucho con la de México. En la Universidad de Ámsterdam fue donde conoció la pasión por los idiomas, pero donde aprendió el que lo traería a América Latina para trabajar de manera comprometida con los pueblos originarios: el náhuatl. Se escuchó claramente cómo el público tuvo que aguantar el aire en señal de sorpresa.
Al final, quedó claro que lo más importante es llevar las lenguas originarias a los ámbitos cotidianos sin dividir entre hablantes y no hablantes. Si las personas se habitúan a su presencia, se eliminan las reservas o las ideas erróneas que se tienen acerca de su importancia en el desarrollo de las comunidades, las ciudades y los países donde viven. El trabajo de profesionales de la traducción, comentó Núñez, es fundamental. Y por lo tanto debe recibir pagos justos como sucede en el caso de idiomas con fuérzanos política, como el chino.
Para cerrar, se abrieron los micrófonos para las preguntas del público, que puso sobre la mesa otros temas interesantes que, por cuestión de tiempo, ya no pudieron desarrollarse, como el impacto de la inteligencia artificial (IA) en la labor de traducción, que de acuerdo con Beatriz Guzmán, coordinadora del Sector de Ciencias Sociales y Humanas de la Unesco México, es un asunto que ya es parte de sus iniciativas, como recomendaciones éticas sobre su uso y una línea de trabajo en las lenguas indígenas, que está disponible en línea para su consulta.
Otra pregunta tuvo como tema la comercialización de las culturas indígenas. Yalitza estuvo de acuerdo en que es un problema porque los habitantes de comunidades originarias pierden espacios para asistir a eventos que luego se reservan para extranjeros o turistas, pero al mismo tiempo “hay beneficios por la mayor entrada de dinero”, como es el caso de la Guelaguetza en Oaxaca. Sin embargo, expresó su preocupación de que el conocimiento de estas expresiones no sea más profundo o no sean suficientes para que la gente investigue la diversidad indígena que hay en su entorno y “que dejen de vernos como grupos ajenos, aunque somos parte de la misma sociedad y de su progreso”.