En Italia, activistas por el clima hicieron que el agua de la famosa Fontana di Trevi de Roma, se volviera negra este domingo 21 de mayo, lo que ocasionó gritos y sorpresa entre los visitantes. La idea era marcar que las recientes inundaciones que mataron a 14 personas en el noreste del país son “una advertencia” para tomar acciones concretas. “Nuestro país se está muriendo”, afirmaron los jóvenes, que incluso extendieron una pancarta que decía: “No pagamos por los combustibles fósiles”.
Fueron militantes de la organización ecologista Last Generation los que se metieron en la famosa fuente y vertieron en el agua un líquido a base de carbón vegetal, antes de que fueran desalojados por la Policía. Según información de la fuerza, el hecho tuvo lugar sobre las 11:30 (hora italiana) e implicó a siete personas. Los agentes, sin embargo, actuaron con rapidez y en menos de 15 minutos todos fueron conducidos a la comisaría.
Uno de los participantes, Mattia, de 19 años y quien rechazó dar su apellido, afirmó que intervino en esta medida “porque la horrible tragedia experimentada estos días en Emilia-Romaña es una advertencia del negro futuro que le espera a la humanidad, con sequías e inundaciones que serán más frecuentes”.
En tanto, el alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, aclaró sobre lo ocurrido:
“Afortunadamente, la primera estimación muestra que no habrá daños permanentes porque la pintura negra se roció junto al material impermeabilizante y no sobre el mármol. Será costoso y complejo retomar el estado de la fuente por completo”, sostuvo el alcalde de Roma
Asimismo, pidió detener estos “ataques absurdos” al patrimonio artístico italiano. “Hoy atacaron la Fontana de Trevi. Será costoso y complejo retomarla por completo. Invito a todos los activistas a usar un foro de debate que no ponga en riesgo nuestros monumentos”, le dijo a este grupo que ya había atacado otros de los lugares más famosos de Roma, como Piazza Spagna y Navona.
Estas acciones hasta llevaron al gobierno italiano a aprobar una ley que, entre otras sanciones, impone multas de entre 20.000 y 60.000 euros a quienes destrocen monumentos culturales públicos.
Mientras, el acto de protesta coincidió hoy con una visita de la primera ministra, Giorgia Meloni, a la región de Emilia-Romaña, donde visitó las zonas afectadas por las inundaciones, provocadas por 36 horas de lluvia equivalentes a seis meses de precipitaciones, según las estimaciones de las autoridades.
En Italia más de 36.000 personas fueron desplazadas por este fenómeno y los costos provocados por el desastre se calculan en cientos de millones de euros.
Por su parte, Last Generation empezó con la organización de reclamos pacíficos pero llamativos el año pasado en Italia, antes de las elecciones generales, instando a los políticos de todos los bandos a hacer de la lucha contra el cambio climático su prioridad.
El movimiento también realizó manifestaciones en otras partes de Europa para llamar la atención sobre el calentamiento global, cuando arrojaron sopa, tarta, puré y pintura lavable a monumentos y obras de arte.