Acabó el mes de concientización sobre el cáncer de mama pero no acaba la difusión que se debe hacer sobre este padecimiento. Y es que el cáncer es una enfermedad que impacta profundamente en la vida de la persona en varias áreas, repercutiendo en las actividades cotidianas del trabajo, la pareja, sus amistades y familiares. El estrés, ansiedad y/o depresión a nivel psicológico forman parte de la afectación personal que se debe a la gran cantidad de interrogantes entorno a aspectos médicos (diagnóstico, tratamiento, pronóstico, etc.), el contexto social y personal (deterioro físico), entre otras inquietudes.
Impacto personal
Después de la primera consulta donde le informan el diagnóstico de cáncer, la situación es abrumadora e inesperada; ante ello no todas las personas reaccionan de la misma forma, lo cual es dependiente de la personalidad, inteligencia emocional, las muestras de apoyo que reciba y otros aspectos que rodean a cada uno de los pacientes.
En la mayoría de los pacientes con cáncer se vive el “duelo oncológico”, éste es un proceso de adaptación psicológica que incluye negación, ira, depresión y resignación/aceptación. De esta manera permitiría que el paciente se prepare para responder a las situaciones adversas que podría enfrentarse durante el proceso de la enfermedad. Por supuesto que en este duelo existe un componente de miedo y preocupación que sus hijos puedan igualmente tener mayor riesgo de presentar esta misma enfermedad.
Específicamente en el cáncer de mama, el pronóstico y supervivencia ha mejorado sustancialmente con el paso de los años, y parte de esto radica en su detección temprana y por ende si el inicio del tratamiento es en etapas iniciales. Sin embargo, una contraparte a considerar es que con el tiempo podría conllevar al aumento de segundos tumores y a la aparición de secuelas físicas (aspectos psicológicos post-resección de glándulas mamarias, estéticos, linfedema, menopausia temprana e infertilidad), psicológicas (miedo y estrés) y sociales (conflictos familiares y laborales).
Impacto familiar
Principalmente el núcleo familiar y en ocasiones el resto de los familiares son quienes acompañan a los pacientes con cáncer durante las etapas más estresantes del diagnóstico y tratamiento; los familiares, son personas que ante todo no deberían perder su propio mundo, deberían aprender a ver y apoyar a su ser querido en esa situación difícil y angustiosa e ir motivando y visualizando positivamente la recuperación.
Como lo mencionamos, para pacientes oncológicos, la familia es el sostén principal de su recuperación, y también puede impactar positivamente de forma colaborativa con el equipo médico para la contención, motivación y recuperación del enfermo. Igualmente, para otros pacientes la pareja resulta ser un apoyo primordial para llevar todo el proceso de la mejor manera. Sin embargo, en algunas ocasiones existen tensiones, afectación de la unión, cambios en los roles y estilo de vida que pueden condicionar la buena recuperación del paciente e incluso desequilibrar el ambiente familiar.
Impacto social
Otras personas que integran la sociedad también participan con un papel elemental, aunque sea de manera indirecta para aumentar o disminuir la fuerza de afrontar esta situación de extrema exigencia física, mental y emocional.
En nuestra sociedad el cáncer ha sido asociado a un pronóstico fúnebre caracterizado por dolor, sufrimiento, desesperanza y muerte. La sociedad conoce pocos casos de pacientes que se recuperan y logran vencer al cáncer, así como los que pierden la batalla en la mayoría de las veces; por ello las personas tienen impacto sobre el estado anímico de los pacientes cuando le transmiten tanto los aspectos positivos como negativos.
La sociedad puede asumir dos comportamientos ante la imagen de un paciente oncológico, una que podría transmitirle confianza en que podrá vencer a la enfermedad, o en cambio cuando lo observan sin cabello, con alguna cirugía mayor, o deteriorado físico y se comportan de manera discriminativa o sintiendo lástima que propicie una sensación anímica mucho peor. Un aspecto importante por el que la sociedad impacta en la recuperación del paciente oncológico viene también cuando los lugares de trabajo mantienen (dentro de lo permitido por los médicos) ocupado al trabajador, buscando que sus actividades laborales sean una distracción mental siendo útil aun en las condiciones complicadas de la enfermedad.
Las preocupaciones mayores de las pacientes con cáncer de mama son el miedo y ansiedad de la reaparición de la enfermedad, incertidumbre de lo que pasará, temor por posibles recaídas de la enfermedad, entre otras. Por lo que existen algunas recomendaciones para ser tomadas en cuenta por los pacientes y afrontar de mejor manera la batalla contra la enfermedad de acuerdo con el Instituto Americano de Cáncer.
Recomendaciones
• Crear conciencia que es un diagnóstico y no una sentencia de muerte.
• Proponerse a conseguir nuevas metas y hacer planes para el futuro.
• No culparse cuando la evolución de la enfermedad no sea favorable.
• Seguir los consejos del equipo médico y asistencial.
• Evitar sentirse solo o desamparado.
• Tratar que las relaciones con amigos y familiares sean igual que antes del diagnóstico.
• Describir la enfermedad de manera esperanzadora y visualizar la recuperación.
• Tomar la enfermedad como desafío evitando victimizarse.
• Evitar las situaciones estresantes y sentimientos negativos.
• Tratar de relajarse.
Dichas acciones en conjunto con el personal de la salud, familiares y amigos deben contribuir a la mejoría del paciente y alcanzar un pronóstico favorable.
Por el Dr. en C. Ricardo Alejandro Lara Aguilar y la Dra. en C. Clara Ibet Juárez Vázquez, Académicos de Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG)