Un dos de julio de 1947 ocurrió el famoso incidente que le dio la vuelta al mundo en 1947 cuando William Brazel fue testigo del impacto de un supuesto platillo volador en Roswell, Nuevo México, el famoso Caso Roswell. El incidente causó tal revuelo que la Fuerza Aérea decidió crear un organismo de investigación llamado el Proyecto Libro Azul, donde participaban pocas personas e investigaron cerca de 12,618 avistamientos en dos décadas.
Y fue en 1952 cuando el oficial de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, Edward Rupplet, usó por primera vez, el termino OVNI para Objeto Volador No Identificado. Por eso el Día Mundial del OVNI se conmemora cada dos de julio.
Pero el Caso Roswell no ha sido el único que llamó la atención, hay un enigma que nació hace 48 años en ciudad Pemex, en Macuspana Tabasco, donde cuentan la historia de un presunto OVNI que habría aterrizado en medio de la noche y trajo consigo a seres desconocidos que incluso dejaron sus huellas.
Sucedió en junio de 1973
La historia expuesta por Armando ‘N’, de 67 años y vecino de Macuspana, relata a un evento que se inscribió en los archivos de los sucesos relacionados con el «fenómeno ovni» como uno de los más impresionantes a nivel nacional, registrado por varios periódicos de la época, incluyendo el diario La Prensa.
«Fue en junio de 1973. Me acuerdo muy bien, ¡cómo olvidarlo! Tenía 20 años y me acababa de casar. Me fui a vivir a Ciudad Pemex porque conseguí trabajo en el complejo (petroquímico) y ganaba más o menos bien. Soñaba con ahorrar lo suficiente para comprar mi casita, aunque esto no lo lograría sino hasta mucho, muchos años después, ya cuando ni lo necesitaba ni lo quería. Quién diría cómo es la vida.
«En aquella época, Marisela, mi entonces esposa (enviudé en el 2005) no tenía amigas en la colonia y por eso siempre renegaba de vivir ahí. Quería regresarse a vivir a Villahermosa con sus papás, pero ella no tenía trabajo y sólo dependíamos de mi sueldo en el complejo, por lo que cambiarnos de casa era impensable; desde la capital hasta Ciudad Pemex me quedaba muy lejos. Fueron años difíciles.
«La noche que ocurrió todo, hubo una gran tormenta eléctrica. Apenas iba llegando a la casa cuando se desataron ráfagas de viento y rayos, y la gente se encerró porque de verdad que daba miedo ver aquello. Los relámpagos eran como de colores extraños, nunca había visto algo así. Mi esposa se asustó mucho, rezaba y encendía veladoras, pero nada que se calmaba aquello. Llovió desde las 8 o 9 de la noche y no paró hasta la madrugada. Para colmo, hubo un apagón que duró varias horas…
«A las diez o diez treinta, a Marisela, que no podía dormir, se le ocurre asomarse a la ventana, y que pega tremendo grito. Me levanté. Resulta que entre los relámpagos podían verse luces que se movían de un lado a otro, pero no eran aviones. Eran como bolas de lumbre de distintos colores que danzaban entre los rayos.
«Lo más extraño era que mientras caía la tormenta y se miraban estas luces, desde la Base Aérea Militar número 16 de la Armada de México, que está cerca de ahí, se escuchaban como bombas, detonaciones. Los estallidos cimbraban la tierra, los animales de corral y los perros se asustaban, después se dijo que las explosiones era artillería de la base aérea, que le disparaban a las luces.
¿Aliens?
«Lo siguiente que voy a contar puede sonar difícil de creer, pero es la verdad: al día siguiente todos los vecinos estábamos alarmados porque unos decían que en los potreros de la ranchería El Limón había aterrizado un objeto. Al principio yo no entendía qué querían decir con la palabra objeto, pero después lo supe; un platillo volador, o un OVNI, como les dicen ahora.
«Otro hecho muy inusual fue lo de las huellas. Aparecieron en la calle Sánchez Mármol; marcas como de patas de una gallina gigante, de unos 20 centímetros, con tres dedos al frente y un como espolón atrás. Eran de color amarillento y tenían como una especie de baba viscosa. Venían de ninguna parte, simplemente aparecían y se metían hasta en las alcantarillas, adentro de las casas, incluso en las sábanas de las camas».
«La gente decía que unos extraños seres con forma de insectos (otros decían que de reptiles) habían bajado de una nave metálica de color gris que había aterrizado detrás de la pista de la Fuerza Aérea, en los potreros de El Limón. Había varios testigos y la gente estaba de verdad asustada».
«Como casi no somos chismosos los tabasqueños, en bola que nos vamos a ver si era cierto. Al llegar sólo encontramos un círculo de pastizal carbonizado como de 3 o 4 metros (de diámetro) y con tres patas redondas, también circulares, más pequeñas. Muchos decían que había animales quemados alrededor del sitio del aterrizaje, pero la verdad yo no vi ninguno.
«Se dijeron muchas cosas sobre ese caso. Que si se trataba de «marcianos». Que si demonios salidos del infierno. Que si los militares acordonaron el área y estuvieron asegurando la zona del supuesto aterrizaje. Quién sabe. Lo que sí sé, es que en esa zona de Ciudad Pemex se siguieron viendo luces en el cielo durante mucho tiempo. De entrada se me hace raro que haya una base aérea en ese lugar. ¿Para qué? Nadie me ha sabido decir qué utilidad tiene.»
«En esa base área han sucedido otros acontecimientos. Me acuerdo que un helicóptero de Pemex se estrelló, también por aquellos años, mientras despegaba de la base aérea. En ese accidente murieron compañeros míos. Obvio, nadie le echó la culpa a los extraterrestres, para los accidentes Pemex se pinta solo y no necesita chambelanes».
«No sé si creo en los OVNIS o no. A pesar de lo que vi, pienso que se pudo tratar de algún experimento, o no sé… ¿para que iban a venir desde tan lejos a Macuspana?», así termina su relato, historia que muchos adultos mayores en Ciudad Pemex en el municipio de Macuspana aun recuerdan. Fuente El Sol de México