En África están desaparecidos los hermanos Ameer y Raees Cajee, fundadores de la criptobolsa Africrypt, con sede en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, pero lo hicieron con 3,600 millones de dólares en bitcoines que eran propiedad de los usuarios de su plataforma, reportaron la semana pasada los medios locales Independent Online (IOL) e ITWeb.
Africrypt dejó de funcionar hace dos meses. Ameer y Raees, de 17 y 20 años respectivamente, atribuyeron entonces la suspensión de las operaciones en su plataforma al ‘hackeo’ y pidieron a sus clientes que no emprendieran acciones legales en su contra.
«Es comprensible que los clientes puedan proceder por la vía legal, pero les pedimos que, por favor, reconozcan que eso solo retrasará el proceso de recuperación», declararon en abril.
Justo después de aquel anuncio, los inversores empezaron a tener sospechas mayores, al ver que les desaconsejaban presentar demandas. El hecho de que los dos hermanos dejaran de contestar mensajes y estar disponibles tampoco inspiró confianza.
Algunos inversores acudieron a los servicios de equipos legales de empresas privadas, como Hanekom Attorneys, por un posible fraude, con lo que para finales de abril se inició un proceso de liquidación provisional de la criptobolsa, a petición de una veintena de inversores.
Transferencias en la dark web
Hanekom Attorneys investigó las transacciones de Africrypt y descubrió que los fondos fueron aparentemente transferidos desde las carteras digitales y cuentas sudafricanas, pasando por ‘tumblers’ y ‘mezcladores’ de la ‘dark web’, lo que provocó una severa fragmentación de los activos, haciéndolos prácticamente imposibles de rastrear.
En opinión de esa empresa, pese a que la caída de la criptobolsa se posicionó como resultado de un ‘hackeo’, había una anomalía: entre el 9 y el 13 de abril se utilizó una misma dirección de entrega para la dispersión de fondos, que había sido usada en enero para las operaciones corrientes de Africrypt. “Por lo tanto, un ‘hackeo’, como origen de la dispersión de fondos, parece fuera de lugar en estas circunstancias”, sostuvo el fundador de la empresa, Darren Hanekom.
Además, los propios empleados de Africrypt habrían perdido el acceso al ‘backend’ del sistema una semana antes del supuesto ‘hackeo’, sin poder acceder a los saldos de los clientes de la plataforma.
La investigación formal del caso de Africrypt se dificulta debido al hecho de que las autoridades financieras de Sudáfrica carecen de jurisdicción en el asunto, pues las criptomonedas no son reconocidas como productos financieros en el país desde el punto de vista legal.
Entre tanto, se cree que Ameer y Raees Cajee huyeron al Reino Unido, país a donde Hanekom Attorneys detectó una transferencia vinculada con su negocio antes de la caída de la criptobolsa.
Según un informe de CipherTrace, para finales de abril de este año los principales robos de criptomonedas, ‘hackeos’ y fraudes de ese tipo sumaron 432 millones de dólares.
Si bien esa cifra es inferior que la de años anteriores, los ‘hackeos’ relacionados con las finanzas descentralizadas —o sea, que carecen de intermediarios como bancos— representan ahora más del 60 % de la cantidad total de ‘hackeos’ y robos, lo que representa un aumento del 25 % desde 2020. Apenas un año antes, en 2019, esas prácticas básicamente no existían, indica el informe.