En Centroamérica el huracán «Iota» ha dejado hasta el momento un total de 38 muertos según las cifras oficiales, además de poblados inundados y daños a la infraestructura que ya habían resentido el paso del ciclón »Eta» hace apenas dos semanas.
Nicaragua ha sido una de las naciones más golpeadas por la furia del fenómeno natural, con un derrumbe en Matagalpa e inundaciones en sectores diversos del país, hechos que dejaron 18 personas sin vida, entre ellos siete niños.
En Honduras se registraron 14 muertos después de que un grupo de rescatistas encontraron ocho cadáveres en un derrumbe ocasionado por la fuerza de las aguas en el departamento de Lempira.
Dos fallecidos más fueron encontrados en el archipiélago colombiano de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, dos en Guatemala uno en Panamá y otro en El Salvador, sumando 38 hasta el momento en la región.
Iota tocó tierra en Nicaragua el pasado lunes, dejando una serie de daños que incluyen caminos y carreteras destruidas, árboles derribados, poblados incomunicados, inundaciones, deslaves, así como heridos.
Aunque llegó siendo categoría cinco, ya en tierra firme se degradó a tormenta tropical, sus remanentes de humedad, ubicados a 35 km al noroeste de San Salvador, continúan provocando lluvias.
«Iota» había afectado hasta hoy a 357,339 personas en Honduras, donde además se reportan 31 derrumbes en ejes carreteros, indicó el jefe de Operaciones de la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco), Gonzalo Funes. Además, unas 10,000 personas han sido evacuadas y 61,228 se encuentran en albergues oficiales.
«La lección que dejan Iota y ETA es que los gobiernos tienen que mitigar la pobreza que vuelve vulnerables a millones de personas porque, a falta de recursos, construyen viviendas en zonas vulnerables», declaró el coordinador de la ONG Unidad Ecológica Salvadoreña, Mauricio Sermeño a la agencia AFP.