Cerca de cumplirse un año de que el mundo cambió al enfrentar la propagación mundial del nuevo coronavirus, ahora con los avances de los estudios y ensayos clínicos de distintas vacunas parece que por fin vienen buenas noticias. La vacuna desarrollada por Pfizer que mostró resultados de efectividad del 90 por ciento mientras que una terapia de anticuerpos de Eli Lilly recibió autorización de emergencia de uso en Estados Unidos y ayer se supo de la efectividad de la vacuna rusa, la Sputnik V que según reporta el gobierno de Rusia está en el 92 por ciento.
No obstante las buenas noticias se vieron contrarrestadas -un par de días- por la noticia de que el ensayo de etapa final de una de las principales candidatas a la vacuna china Sinovac se detuvo en Brasil debido a un evento adverso grave, la primera vez que las vacunas en rápido ascenso de la nación asiática se han enfrentado a tal revés, pero cuando se supo que el fallecimiento de un paciente se debió a su suicidio, las autoridades brasileñas autorizaron reanudar las pruebas.
Y si bien es cierto en los mercados de todo el mundo siguió siendo abrumadoramente positiva, la realidad es que persiste una gran incertidumbre en la carrera por la inmunización.
Las trece economías que ya han firmado acuerdos de suministro con Pfizer y su socio alemán BioNTech ahora se encuentran en una posición ventajosa. Pfizer y BioNTech han dicho que deberían poder producir mil 300 millones de dosis de su inyección, suficiente para vacunar a 650 millones de personas, para fines de 2021. Se espera que haya alrededor de 50 millones de dosis disponibles en 2020.
Al menos cuatro países también tienen acuerdos con Moderna, cuya vacuna utiliza la misma tecnología de ARNm experimental que Pfizer. Se espera que la compañía publique datos preliminares pronto.
Estados Unidos y Japón tienen la mayor cantidad de pedidos totales de ambas vacunas de ARNm (200 millones y 170 millones respectivamente) mientras que incluso países en desarrollo como Perú y Ecuador tienen pedidos para la inyección de Pfizer.
Mientras tanto, la aprobación de la Administración de Drogas y Alimentos de EU de la terapia de anticuerpos de Eli Lilly para su uso contra el COVID-19 leve a moderado proporciona otra arma en el arsenal de los médicos para tratar el coronavirus.
El problema ahora sería la distribución para conservar la efectividad
La atención se centra ahora en los importantes desafíos que se avecinan, especialmente en cómo implementar vacunas de ARNm dado su inusual requisito de almacenamiento en frío y transporte. Deben almacenarse en condiciones de congelación profunda de -70 grados centígrados, instalaciones que incluso muchos hospitales importantes no tienen, sin mencionar los países en desarrollo donde la electricidad es intermitente.
Las vacunas de dos inyecciones también son difíciles de administrar en algunas poblaciones donde las personas no son fácilmente contactables o tienen que viajar largas distancias para llegar a los centros de vacunación.
Las noticias de Pfizer «son muy alentadoras; sin embargo, por sí solas, no significarán que podremos reanudar las actividades como de costumbre en el corto plazo», dijo Linda Selvey, epidemióloga de enfermedades infecciosas de la Universidad de Queensland en Australia.
Dijo que es importante tener varias vacunas disponibles «para garantizar que todos en todo el mundo estén protegidos».
Mientras China ya ha otorgado a sus tres desarrolladores locales la aprobación de uso de emergencia y se ha administrado la dosis a cientos de miles de personas. Las dudas aumentaron sobre si las empresas podrían distribuir las vacunas a las personas sin tener algún evento adverso grave como el de Brasil que detuvo las pruebas.
«La pregunta clave todavía se centra en el tiempo», dijo Michael Kinch, especialista en vacunas de la Universidad de Washington en St. Louis. “Será crucial realizar un seguimiento de la seguridad y la eficacia durante las próximas semanas y meses. Al menos, hemos aprendido que debemos mirar a largo plazo».