David Klein, fundador de Jelly Belly, ha decidido retirarse como un magnate de los dulces, otorgando dinero y la llave de una la fábrica a los concursantes en una búsqueda del tesoro a nivel nacional, en la que los competidores tendrán que demostrar ser capaces de resolver sus misteriosos acertijos azucarados.
Como parte de la estrategia, costará 49.98 dólares comprar uno de los boletos necesarios para participar en el concurso. El precio de admisión permite a los compradores (limitado a mil por estado en la Unión Americana) acceder a un foro de Facebook y a un acertijo. Según el sitio del concurso, una vez que llegue el día, el acertijo hará que los jugadores busquen «un boleto de oro -golden ticket-en forma de collar con una etiqueta que incluye un código que deberán usar para verificar su hallazgo».
A cambio de localizar uno de estos collares, los ganadores recibirán 5 mil dólares. Más importante aún, cada jugador «será elegible para unirse a The Ultimate Treasure Hunt, donde Klein regalará una de sus fábricas de dulces».
Es comprensible que Internet desconfíe de cualquier promesa hecha por un tipo que se refiere a sí mismo como «El Hombre de los Dulces» y recuerda las lecciones que Roald Dahl nos enseñó sobre los excéntricos magnates del azúcar. En respuesta al escepticismo sobre cómo funcionará todo esto, y a las críticas sobre el precio de las entradas, Klein recurrió al grupo de Facebook de The Gold Ticket.
En una publicación llena de puntos suspensivos, dice que «comenzó este concurso para divertirse y traer emoción a un mundo que está tan atribulado».
“Desafortunadamente, ha habido algunos enemigos que están intentando quitarle la diversión”, escribe. «Creo en la libertad de expresión, pero ser llamado una estafa está muy mal … Eliminaremos miembros cuya única intención es quitarles la alegría que esto les está dando a todos…»