La tarde de este miércoles 26 de agosto los jugadores de Milwaukee Bucks decidieron de no presentarse a disputar su partido de Playoffs de la NBA, esto en protesta ante el reciente caso de violencia policial racista en Estados Unidos y no tardó en generar apoyos en el resto de la liga.
«A la mierda con esto, exigimos un cambio. Asqueado de esto», escribió en su cuenta de Twitter LeBron James, nada menos que el gran símbolo actual de la NBA, poco después de darse a conocer el boicot iniciado por los Bucks y con un muy posible destinatario: Donald Trump, quien quiere reelegirse en noviembre próximo. El alero de Los Angeles Lakers, máximo candidato al título, ya se había manifestado muy seriamente al episodio en el que un policía disparó al menos siete veces por la espalda al afroamericano Jacob Blake, cuando éste intentaba meterse en su auto en Wisconsin (estado al que pertenece Milwaukee).
FUCK THIS MAN!!!! WE DEMAND CHANGE. SICK OF IT
— LeBron James (@KingJames) August 26, 2020
«Si miras el video, hubo varios momentos en los que, si quisieron, podrían haberlo tackleado… Podrían haberlo agarrado. Podrían haberlo hecho. ¿Por qué siempre tiene que llegarse a un punto en el que vemos armas disparando? Honestamente, estamos jodidos como comunidad», había opinado James una vez finalizado el triunfo de su equipo ante Portland el lunes 24 de agosto.
Otro de los que no dudó en expresar su apoyo fue la estrella de Utah Jazz, Donovan Mitchell. «Demandamos un cambio. Felicitaciones a los Bucks», tuiteó. Algo similar expresó el base canadiense de Denver Nuggets, Jamal Murray: «Demandamos justicia». Incluso el emblemático ex Chicago Bulls Scottie Pippen se sumó, haciendo un juego de palabras en entre el poder de los Bucks («Bucks power») y el Black power, movimiento político originado en los ’60 en EE.UU. para defender los derechos de la comunidad afroamericana de ese país.
Lo cierto es que ya se venían manteniendo conversaciones entre varios de los equipos para tomar una medida de fuerza más resonante ante el avance del racismo y la violencia en el país del norte. Previo al reinicio del torneo en la Burbuja de Disney, con el fresco antecedente del asesinato del afroamericano George Floyd, asfixiado por un policía blanco, los jugadores se habían limitado a poner diversas frases en lugar de sus nombres en las camisetas, haciendo alusión a numerosos reclamos, desde el «Black Lives Matter» hasta consignas educativas y electorales.
Pero el reciente caso de Blake, quien se encuentra hospitalizado y difícilmente vuelva a caminar, y los posteriores asesinatos durante las manifestaciones obligaron a los jugadores a tomar una postura mucho más definida. Los integrantes de Boston Celtics y Toronto Raptors, los únicos clasificados a la siguiente ronda y que iban a iniciar su serie este jueves, habían tenido reuniones para definir acciones que anticipaban el boicot y hasta habían pedido asesoría legal al sindicato que los representa. Finalmente, los Bucks se les adelantaron -aunque con foco puesto en su comunidad y no en la liga- y la NBA decidió suspender el resto de la jornada, misma definición que tomó la WNBA femenina.
«Así que no nos escuchan… Bueno, ahora tampoco pueden vernos», expresó el escolta J.R. Smith, de Lakers, en una excelente definición de lo que significa este boicot que por ahora se atañe a los tres partidos que se iban a jugar este miércoles: Milwaukee-Orlando, Houston-Oklahoma y Lakers-Portland. Queda por verse hasta cuándo se extenderá la medida ya que, de depender del fin de la violencia racial en Estados Unidos, no habría más NBA.