La Fundación Española del Corazón (FEC) sostiene que la actividad física que requiere una relación sexual se compara con la necesaria para subir dos pisos de escaleras; por lo tanto, el sexo puede ser considerado como ejercicio.

Desde el punto de vista físico, si usted es capaz de subir dos pisos de escaleras sin presentar dolor en el pecho o fatiga excesiva, será capaz de mantener relaciones sexuales plenas. Asimismo la investigación señala que es necesario tener en cuenta que existen amplias variaciones en los gastos energéticos durante el acto sexual dependientes de factores como el estado físico del paciente y de su pareja, de la excitación, de la ingesta abundante de comida antes de la actividad sexual, de si la relación es extraconyugal, entre otros factores.

El doctor Marco A. Blázquez, coordinador de la Unidad de Imagen Cardiaca del Hospital Universitario de Torrejón (Madrid) expresó, en una entrevista con Infosalud que «la actividad sexual conlleva una activación física y un estrés hemodinámico en el sistema vascular, similar al que nos puede proporcionar el ejercicio físico».

El especialista señala que pese a que podemos considerar a esta actividad como ejercicio, hay que considerar ciertos matices. Señala que el gasto energético se mide habitualmente en la unidad de equivalentes metabólicos (METs), deniendo 1 METs como el consumo de oxígeno que realizamos en reposo estando sentados.

Derivado de esto, indicó que se ha encontrado que la actividad sexual produce un gasto energético, variable según la situación, pero que oscila entre 3 o 4 METs en relaciones con la pareja habitual, y de 5 a 6 METs en relaciones con una pareja no habitual. Esta medida equivale al gasto energético que realizamos al caminar en llano a 4-6 kilómetros por hora, o en deportes como el tenis de mesa, o el tiro con arco en el primer caso, o jugar al bádminton o al golf, en el segundo», detalló el cardiólogo.

En este contexto, el doctor Blázquez destaca que los efectos cardiovasculares de la actividad sexual son similares en ambos sexos: «Fundamentalmente estos efectos son un aumento de la frecuencia cardiaca que puede llegar a aumentar hasta picos de 140-180 latidos por minuto, un aumento de la tensión arterial de hasta 80/50 mmHg, y un incremento de la frecuencia respiratoria. Una vez terminada la relación sexual lo habitual es que estos parámetros se normalicen progresivamente».

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