Cada vez más influencers publicitan sus intervenciones estéticas en las redes sociales. Pero los supuestos cuentos de hadas virtuales, a veces, terminan con un final trágico.

Recientemente, a la espera de un trasplante de riñón, la modelo, actriz y presentadora argentina Silvina Luna falleció a finales de agosto, a los 43 años de edad.

Víctima de mala praxis en una operación estética de aumento de glúteos, Silvina había padecido problemas de salud durante casi una década y, finalmente, perdió la batalla contra una insuficiencia renal aguda.

Si bien no existen cifras oficiales sobre el número de muertes relacionadas con intervenciones estéticas en América Latina, en toda la región han salido a la luz casos de mala praxis con consecuencias fatales.

Veto a los biopolímeros

Y el fenómeno no es nuevo: ya en 2012, Venezuela prohibió los biopolímeros, que se inyectan en tratamientos para aumentar el tamaño de los glúteos o los senos. Su uso puede causar complicaciones de salud o incluso llevar a la muerte.

Siguiendo el ejemplo de este país, el mes pasado, también el Gobierno colombiano prohibió los biopolímeros.

Aumento de intervenciones estéticas

En la última década, la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS, por sus siglas en inglés) ha observado unaumento sostenido de los procedimientos estéticos a nivel mundial.

Según la más reciente Encuesta Global Anual de ISAPS, en 2022, los países de América Latina con mayor número de intervenciones estéticas (quirúrgicas y no quirúrgicas) realizadas por cirujanos plásticos fueron Brasil, México, Argentina y Colombia, señala la Dra. Lina Triana, presidente de ISAPS, en entrevista con DW.

En la región, las mujeres son las principales consumidoras de tratamientos de belleza, representando cerca de un 86 por ciento de los clientes.

Silvina Luna

Nuevas tendencias

Más allá de las cirugías estéticas «clásicas», como el aumento mamario, la rinoplastia o la liposucción, últimamente han cobrado especial popularidad los llamados tratamientos «mínimamente invasivos», dice Valentina Arias, docente de la Universidad Nacional de Cuyo.

Estos procedimientos, explica en entrevista con DW, se caracterizan por ser no quirúrgicos, ambulatorios y con uso de anestesia local. Además, se utilizan materiales de base natural que son reabsorbibles por el organismo, por lo que los resultados son temporales.

A raíz de nuevas técnicas y materiales, también han surgido procedimientos inéditos, como todo lo relacionado a la estética íntima: blanqueamiento de zona genital, rejuvenecimiento vaginal y labioplastias, indica Arias.

Selfis, filtros e imágenes distorsionadas

En su opinión, uno de los factores que explicaría la creciente demanda de las cirugías de belleza es el uso de las redes sociales y las pantallas, que ha aumentado con la pandemia del coronavirus: la imagen distorsionada que producen las cámaras frontales puede empeorar la autopercepción, empujando a las personas a buscar procedimientos estéticos. Asimismo, los filtros que ofrecen las redes sociales son clave, particularmente aquellos que ‘estetizan’ el rostro.

Valentina Arias, doctora en Ciencias Sociales, cuenta que se ha vuelto común que las pacientes lleven al consultorio del cirujano un selfi propio, modificado a partir del uso de filtros, y que le pidan al profesional la intervención necesaria para verse como en esa imagen.

Un «discurso posfeminista»

En declaraciones a DW, su colega Romina Andrea Barboza, investigadora postdoctoral en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina, agrega que la aceptación social y el creciente consumo de los tratamientos estéticos se debe a un «giro discursivo posfeminista, que define el trabajo cosmético como progresista y empoderador y asocia las prácticas de embellecimiento con identidades emancipadas».

En la actualidad, señala, el cuerpo se entiende como un «proyecto infinitamente perfectible», y «notamos cómo se tiende a desestimar el carácter coercitivo de los parámetros sociales de belleza y de las prácticas de embellecimiento».

Destinos de turismo estético

De acuerdo con ISAPS, México y Colombia son los principales destinos de turismo estético en el mundo. «Cuando un paciente viaja a otro país para hacerse una operación de cirugía, es muy importante que tenga en cuenta que no se trata de un viaje de turismo, se trata de una operación quirúrgica y requerirá tiempo y medidas de recuperación», subraya la Dra. Lina Triana.

Para prevenir casos de mala praxis, agrega, «recomendamos que la seguridad sea el principal factor a la hora de elegir al profesional, no el coste. El coste de elegir un tratamiento barato puede ser muy alto».

También Valentina Arias subraya la necesidad de asegurarse de la calidad de los productos si alguien decide someterse al bisturí. Y, desde un punto de vista más filosófico, recomendaría a las jóvenes moderar sus expectativas: «No necesariamente por modificar algún rasgo de nuestra apariencia va a cambiar radicalmente la relación que tenemos con nuestro cuerpo ni la forma como nos sentimos con nosotras mismas».

Fuente: DW

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